Sobre esta isla operan elites capitalistas implacables que han destrozado Haití y clavan sus garras sobre RD. Opresión y saqueo brotan del poder concentrado en la élite capitalista transnacional que gobierna el mundo, en medio de una terrible crisis global, cuyos efectos empobrecedores y degradantes castigan cruelmente gran parte de la pirámide social mundial.
El 1 % de la población mundial posee el 50 % de las riquezas del planeta. El 30 % controla el 95 % y el 70 % sobrevive y muere con un 5 %. Diecisiete conglomerados financieros poseen 41,16 billones de dólares y amplían capital y poder con inversiones en industrias, medios de comunicación, comercios y complejos militares-industriales.
Desde su cómoda burbuja degradan la naturaleza no humana, saquean la Madre Tierra, hacen las guerras en todas sus modalidades, calientan el globo, aridizan terrenos, secan los ríos y provocan intensas sequías. Desde su paraíso crean una industria transnacional de mentiras para endrogar las mentes de miles de millones de personas y someterlas a sus designios.
La concentración de riquezas ha llegado al extremo que ocho megamillonarios poseen la mitad de la riqueza mundial. El modelo se reproduce en sus dependencias. Aquí son 10 familias, que junto a sus corporaciones, controlan la economía; y en Haití, un puñado de ricos mafiosos.
Esto ha generado una crisis de desigualdad, degradación ambiental, violencia global, desestabilización económica y explosiones sociales. La riqueza concentrada destila opulencia y despilfarro, y a la vez provoca carencias de recursos energéticos propios y minerales vitales para prolongar su modelo consumista y derrochador. Se potencia así su voracidad.
Si fallan o se pudren policías y ejércitos locales, cuentan con el Pentágono, OTAN y ejércitos mercenarios. En Haití, el odio opresor llegó al colmo del saqueo, deterioro material y máxima crueldad imperialista; con el agravante de que aún brutalmente empobrecida su gente y devastado su suelo, los dominadores ambicionan el oro, titanio, uranio, litio y tierras raras que yacen en su subsuelo.
Aquí, con mayor crecimiento económico y más naturaleza, las desigualdades abruman y la degradación ambiental avanza a pasos acelerados; mientras en esta isla la guerra global de EU contra la vida está presente.
En Haití comenzó con las bandas, porque no había ejército y necesitaban protegerse y controlar y aterrorizar un pueblo empobrecido y rebelde; y avanza hacia una intervención policial mercenaria, reclutada en dependencias africanas y caribeñas, que serviría para ampliar el caos intervenido e involucrar a RD dentro de esa trampa explosiva, sometiendo el país a la sobre-actuación del Comando Sur.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post