Redacción (Telesur).- La cotidianidad de los venezolanos fue sacudida desde Medellín, Colombia con la noticia de la partida física del cantante Rudy Márquez, todo un símbolo pionero del rock venezolano y de la canción romántica en Venezuela y en buena parte del continente, entonada por su bien atiplada voz. Ha sido un nuevo golpe en la sensibilidad caribeña, que no se acostumbra a perder a los baluartes del arte musical, en su diversidad y temporalidad.
Con Rudy Márquez se cierra una página importante de un tiempo en que abundaron voces, ritmos y modas, y del que él fue parte tanto en el rock como en la balada, en una etapa que permitió decantar el gusto de los melómanos nacionales.
Memorias
Le conocimos en los agitados y musicalmente importantes años de la década de los ochenta. Rudy era un baladista apreciado, querido y admirado por los medios de comunicación y por el público de Venezuela y más allá. Ya había transitado por el rock and roll, el rock, y estaba en la labor propia de la radio y la televisión, algo que le permitía además apoyar a sus colegas de entonces. En distintas oportunidades pudimos apreciarle no solo sobre las tarimas sino en amenas conversaciones y entrevistas pues a diferencia de otros músicos siempre fue dado a compartir su vida y su experiencia.
Había nacido en Caracas el 7 de diciembre de 1942 y fue presentado como Rodolfo Márquez Van Stenis, surgido en el seno de una familia amante de la buena música. Su mamá, Bertha, era pianista clásica. En ese ambiente tanto él como su hermano Juan y su hermana Floria fueron cultivando el amor por la música. A Floria se le visibilizarían sus aptitudes cuando quedó viuda y sus amigas la animaron a cantar en un local nocturno en el Parque Central de Caracas, pero a Rudy la espinita le tocó desde más temprana edad y le tocó por lo generacional, el rock and roll. A los 19 años, en 1961 ya estaba integrado al grupo “Los Demonios del Rock”. Luego le daría por el Twist y otras tendencias, que incluyó a Los Dangers en 1965 hasta que en 1966 se integró a Los Impala, una importante agrupación surgida en Maracaibo en 1959 y pionera, entre otras, del movimiento del rock en Venezuela.
Márquez salió de Los Dangers e ingresó a Los Impala sustituyendo nada menos que a Henry Stephen, quien se lanzaba como solista siguiendo el consejo del animador Renny Ottolina. De esta forma, Rudy fue el único no zuliano en Los Impala, donde también estaba Edgar Alexander como guitarrista. Fueron tres los años que permaneció este grupo en Europa presentándose en Inglaterra, Francia, Italia, Portugal, Dinamarca, etc.
A su retorno a Caracas el grupo se disolvió y Rudy comenzó otro ciclo, determinante en su vida y su fama. Tendría una breve pasantía por lo 007 y entonces hacia 1971 entró a grabar, pero la propuesta fue no el rock o el pop sino la balada tomando además la idea de grabar en español temas de la famosa película “El Padrino”. El éxito fue inmediato y ya no se detuvo más.
Temas en su voz como Mi razón, Hablame suavemente, Vals de El Padrino, Será, No lo puedes negar, Tú, Ana María, Concierto para un amor que termina, El amar y el querer, Era bella, Memorias y Atrapado por tu amor entre otras piezas que quedan registradas en su voz.
También conviene destacar que además de su carrera profesional, Rudy Márquez desarrolló una buena faceta como conductor radial y animador de televisión, además de productor de otros vocalistas, e inclusive como compositor. Estuvo al lado de cantantes como Nancy Ramos, Mirla Castellanos, Los Tres Tristes Tigres, y su gran amigo Pecos Kanvas.
Las claves
La balada en tanto que estilo musical se ha caracterizado por el romanticismo de sus letras y la suave cadencia de sus arreglos musicales. La llegada de muchas corrientes migratorias europeas hacia suelo americano le dio características particulares en sus contenidos y en sus instrumentación. En Estados Unidos se arraigó esa canción lenta y suave y algunos países latinoamericanos comenzaron a desarrollar su propia escuela; entre ellos sobresalieron México, Argentina y Chile.
Aunque se dice que Rudy Márquez fue también bolerista, la aseveración es relativa pues la instrumentación, el ritmo e inclusive lo argumentativo en las letras de un bolero, o de danzones, que también interpretó, es sustancialmente distinto a la balada donde es notoria la ausencia del bongó y la clave, con lo que ello implica. ¿Que incorporó boleros en su repertorio? Sí, pero con melódica baladista, porque Márquez lo fue por toda la línea y supo aprovechar el bum que vivió Latinoamérica en ese sentido.
A ese aprovechar la coyuntura musical se deben sumar sus condiciones vocales y su estilo sobrio, que se impuso por encima de los estereotipos físicos de entonces.
Numerosas producciones discográficas y muchas giras nacionales e internacionales fueron la evidencia de su calidad interpretativa.
Nunca estuvo alejado de los escenarios venezolanos ni caribeños, aunque optó por la residencia en Colombia desde finales de la década de los noventa.
El final
Aunque el ritmo de sus presentaciones fue disminuyendo, ellas no dejaron de producirse. Rudy Márquez era un campeón cuando de veladas del recuerdo se trataba. Más de cuatro generaciones se saben los temas que él cantó, porque justo es decirlo, fue un consentido de las emisoras radiales que nunca permitieron el olvido, ni con el rock ni con la balada.
Las referencias periodísticas refieren que se encontraba preparando una presentación cuando su cuadro de salud comenzó a verse complicado rápida y alarmantemente.
Mareos, desmayos, debilidad e ictericia prendieron las alarmas familiares. Los médicos que le atendieron luego de muchos exámenes dieron su diagnóstico: un particularmente agresivo cáncer en el páncreas no dio muchas posibilidades de salvación. Rudy Márquez entonces hizo la solicitud de eutanasia, que en Colombia está permitida bajo determinadas circunstancias.
También preparó su despedida de ese público que le fuera y sigue siendo fiel: “Queridas amigas y amigos, les habla Rudy Márquez, en el momento en que debo despedirme de ustedes, quisiera decir a todos, a la humanidad toda que he amado tanto y he sido tan amado que la felicidad que me embarga es simple y llanamente enorme. Vienen a mi mente cantidad de palabras que podría decir para ustedes. Me despido con amor y gratitud por cada instante compartido. Aunque me voy, siempre estaré en cada recuerdo, en cada canción y todos los corazones que toqué con cada nota musical. Sentí el amor de un público increíble. Gracias vida, gracias mundo. Cuídense mucho”.
Márquez, gran admirador de Los Beatles, incluyó en su mensaje una frase de una de sus canciones favoritas: “En el final, el amor que tomas es igual al amor que entregas”.
La respuesta a su solicitud de eutanasia no llegó a tiempo pues Rodolfo Márquez Van Stenis falleció en la Clínica Las Américas de Medellín contando con 81 años de edad este 9 de octubre, rodeado del afecto de su familia y de la gratitud de un público que no le olvida.
Autor: teleSUR – Lil Rodríguez
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