Esta condición de nacer y surgir y caminar y naufragar está escrita por miles de años de un guion que ya, hasta aburre. Las historias son tan similares, parecidas y hasta «esperadas», que uno parece un pececito de pecera dando vueltas en el mismo lugar y esperando que se apiade, de ellos, el que los alimenta.
Las desavenencias de la vida, lo inobjetable, lo inevitable, lo predecible, lo esperado y lo que no, son «cosas» que pasaran, así se meta usted bajo su cama y no se mueva. Las acciones de «otros» tienden a afectarnos ocasionalmente. Si no, pregúntenle a los niños asesinados en Israel y Gaza…
Todavía los hombres mantienen sus disputas territoriales y orgullosamente enarbolan sus banderas, diseñadas al gusto de «otros» que vivieron muchos años atrás. Con tantos miles de años de experiencia, el hombre no se ha tomado unos cientos de estos para integrarse como terrícola.
Una vergüenza atroz, para un animal «razonal» que encima «dice» creer en un Dios «Justo» y que además, tiene reservado «un paraíso» para cuando muera, otra cosa que «este animal racional» sabe qué le pasara en breve tiempo y aun así se aferra a las ambiciones del mundo.
Vamos de mal a peor. El mundo se hace cada vez más egoísta y bruto, cuando digo mundo, me refiero a ese animalillo que somos los hombres y que, gracias a una razón dada, nos hemos apoderado de todos los demás seres que habitan el planeta.
Logramos medio organizarnos, de las cavernas, y formar ciudades con diversos grados de comodidades, ya que también, las divisiones humanas son adquiridas de acuerdo al nivel económico que se haya logrado. Así vamos de príncipes a vasallos y de reyes a esclavos.
Esto ha conseguido que el dinero sea el objetivo diario de los 7 mil millones de habitantes del planeta. 7 mil millones de almas afanosas buscándosela y profundamente nadando en un estrés por sobrevivir o morir. De dormir en una cama o en la calle.
En este juego mortal de supervivencia, algunas tribus han conquistado el poder de la energía, la misma que usan para amenazar a quienes no cuenten como defenderse. La extinción cada día se hace indiferente a todos y la compasión una palabra más del diccionario, sin uso aplicable.
El sentido de pertenencia «parece» ser una garantía de vida, eso depende «de donde estés situado».
El gobierno chileno descubrió un fraude fiscal a favor de miles de empresarios por más de doscientos millones de dólares, los cuales, decía la misma nota, son el equivalente de cinco hospitales, más de 60 escuelas, entre otras cosas…
El presupuesto militar estadounidense, para este año, supera los 800 mil millones. El de China sobre los 300 mil y la india más de cien mil.
En argentina se eligió a un economista rabioso, como su nuevo presidente. La gente, desesperada por el paupérrimo estilo de vida, vota por el más bocón que pueda reflejar sus sentimientos resentidos…
El mundo está loco por donde quiera que usted lo mire. La sensatez es algo que siempre ha brillado por su ausencia, las dos guerras mundiales del siglo pasado, son las más recientes masacres en masas de las miles que el mundo ha padecido por crear escudos, creencias y todas esas pendejadas que sirven para pelearse.
Se dice que el sistema comunista fue una mala idea, pues, oprime y empobrece a sus súbditos, pero la carrera que da el capitalismo no parece serlo tampoco. Sus ciudadanos son un símil de la época de la esclavitud, la diferencia es que los esclavos ya no tienen que ser alimentados y hospedados por sus amos, ahora estos, además de trabajar, tienen que pagarse su casa y alimento.
El mundo sigue yendo mal y lo peor es que no se visualiza que vaya a mejorar en cada nuevo año que celebramos.
Los recursos aportados por las sociedades a través de los impuestos, son la única fuente que garantiza la cooperación de todos, sin embargo, están siendo dilapidados en muchas pendejadas que en nada colaboran a crear la consciencia espiritual de unidad. No existe un programa en el mundo entero, que realice un plan piloto de integración planetaria.
El rey y el esclavo continuarán el baile por miles de millones más en un mundo que se evapora entre la ansiedad y la poca búsqueda de la virtud.. Los presupuestos militares no serían necesarios en un mundo que comprendiera el propósito del amor. Un dinero suficiente para enterrar el odio en todos los rincones del planeta. ¡Salud! Mínimo Carnicero
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).