A Pleno Sol
Es inaceptable el desacato de una sentencia judicial. Poco importa si es el Tribunal Constitucional, o uno de menor alzada. La decisión de un juez tiene que ser respetada por todos.
La misma ley determina las apelaciones, y las medidas que se pueden tomar, si no se está de acuerdo con una sentencia, pero nadie puede violar la decisión de un juez.
El grave problema de una parte mayoritaria de dominicanos, es que se piensa que todo se puede burlar y violar. Estamos en la tierra donde cada cual quiere y hace lo que le viene en gana.
Tiene que surgir el brazo poderoso de la ley. La aplicación de los reglamentos no es represión, sencillamente es poner sanciones a los violadores. Es intolerancia que un ciudadano amparado en un cargo momentáneo piense que está por encima de las instituciones.-
Los oradores de peñas de café y voz atiplada hablan de respeto institucional, pero es la sociedad civil de las primeras que de acuerdo a conveniencias personales o grupales ignoran la Constitución, y se les importa el derecho de los demás.
De la policía siempre hemos dicho que su principal reforma, con las mujeres y hombres que la integran en la actualidad, es llevarla a ser un auxiliar de la justicia. No puede retener a nadie tras los barrotes, si un juez dictamina que debe estar en libertad.
En las violaciones de las leyes y las fisuras institucionales, los dominicanos han vivido momentos amargos y sobre esos sinsabores se enseñorearon los doce años de Joaquín Balaguer. El sargento al mando de una patrulla mandaba más que un juez.
El filósofo alemán Immanuel Kant, habló sobre el respeto al ciudadano y las instituciones; «El gobernante y el pueblo o un pueblo y otro, no son injustos entre sí si se hostilizan por violencia o por astucia; la injusticia cometida se ejerce únicamente en el sentido de que no respeta el concepto del derecho, único principio posible de la paz perpetua».
Don Benito Juárez se inspiró en él para pronunciar su frase inmortal: «Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz». ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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