Nueva York (Estados Unidos).- El canciller Roberto Álvarez firmó los acuerdos para establecer relaciones diplomáticas con las repúblicas de Togo, Sierra Leona, Ruanda, Madagascar y Kazajistán, en el marco de su visita a Naciones Unidas como motivo de la Asamblea General del organismo.
Álvarez afirmó que “con esta agenda agotada en Nueva York, avanzamos en la implementación de la política exterior del Gobierno dominicano y de manera especial en materializar el eje dos referente a promoción de las exportaciones, atracción de inversión, así como generar mayores oportunidades de cooperación.
Hasta el momento, el país contaba con 40 vínculos diplomáticos con países africanos, la mayoría gestados en las dos últimas décadas. Además, cuenta con tres sedes diplomáticas distribuidas en la República Árabe de Egipto, la República de Sudáfrica y el Reino de Marruecos; también es miembro observador de la Unión Africana y la Liga Árabe.
La agenda diplomática incluyó reuniones bilaterales del canciller dominicano con Armenia, India, Maldivas y Venezuela. Mientras que el viceministro de Política Exterior Multilareral, Rubén Silié, sostuvo reuniones con Kosovo y Georgia.
En otro orden, en el marco de la Asamblea de la ONU, en virtud del firme compromiso de República Dominicana con la paz y la seguridad internacionales, así como con un mundo libre de armas nucleares, el viceministro de Política Exterior Multilateral, Rubén Silié, depositó ante el subsecretario general de la ONU para Asuntos Jurídicos y Asesor juridico de la ONU, Miguel de Serpa Soares, el instrumento de ratificación del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), firmado por el presidente Luis Abinader, llegando a 68 Estados parte.
El TPAN, acuerdo aprobado en 2017 y que entró en vigor en enero 2021, es el primer Tratado multilateral que prohibe íntegramente las armas nucleares. Además, es el primero que aborda las consecuencias humanitarias vinculadas con el ensayo y el empleo de armas nucleares.
En un contexto internacional cada vez más complejo, cargado de turbulencia y ante el riesgo latente de un posible ataque nuclear, se pone de relieve nuestra convicción de que la única garantía contra el uso de estas armas indiscriminadas es su prohibición y total eliminación.
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