La vida es una aleación de altas y bajas y, quizá como mecanismo de defensa, la gente suele acomodar las adversidades a una filosofía soportada por la conformidad. De ahí que muchos digan: “Uno no sabe cuándo está ganando o cuándo está perdiendo”.
Para mí que la suma del conformismo la representa la expresión: “La vida hay que cogerla como venga”. Digo esto a propósito de que tuve la honra de ser designado por el presidente Luis Abinader (decreto 10-25), miembro de la comisión responsable de organizar el acto para denominar René del Risco Bermúdez el edificio del Centro Cultural de Indotel.
También formaron parte, obviamente, el presidente del Indotel, Guido Gómez Mazara, y la distinguida dama Minerva del Risco, hija del escritor. La referida es una situación que se considera alta. Pero para que se cumpla el dicho de que no hay felicidad completa, el lunes pasado no pude estar presente en la actividad.
Quise ser testigo actuante en el bautizo de este vetusto edificio, en la calle Isabel la Católica, con el nombre de un escritor con el que me he identificado desde mi mocedad, sin embargo, hube de conformarme con ser representado. El lujo que pude darme estuvo en la calidad de mi representante, nada menos que el doctor Antoliano Peralta.
Del Risco Bermúdez falleció el 20 diciembre de 1972 y en junio de 1973 compuse un poema titulado “Tampoco está bien, René”, para responder el texto que él escribiera meses antes dedicado a Maximiliano Gómez y tituló “No está bien, sin embargo”. Todo podía estar bien, menos la muerte del líder revolucionario.
Celebro la coincidencia de que sea el hijo de Maximiliano Gómez a quien haya correspondido presidir la ceremonia y descubrir el rótulo indicador del nuevo nombre del Centro Cultural de Indotel, en honor a un escritor que, no obstante la brevedad de su ejercicio literario, produjo obras de gran valor y trascendencia.
A la valía de su creación literaria se suma el compromiso asumido por Del Risco con la democracia y las libertades del pueblo dominicano, frente al sojuzgamiento del trujillato. Por igual, vale recordar su rol en la guerra patriótica de 1965 en reclamo del retorno de República Dominicana al orden institucional.
Con esta acción del Gobierno, se acentuará la presencia del nombre del poeta en la conciencia de los dominicanos y deberá conducir a que más personas se interesen por leer sus magníficos cuentos, saborear su poesía y deleitarse con sus valiosas canciones. La denominación es oportuna y certera. Enhorabuena.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).