Por Wenzel Musset
Reforma policial, plan Giuliani, profilaxis en la Policía, llámelo como usted quiera, es válido exigir mejoras en los agentes del orden, pero ese es un proceso que requiere de años y un cambio en la cultura policial dominicana. Lo que necesitamos ahora mismo son respuestas y consecuencias para las bestias, los salvajes, trogloditas, bárbaros y criminales con uniforme que se hacen llamar policías y para sus superiores que los apoyan.
Los casos David de los Santos, en el Naco, José Gregorio Custodio, en Ocoa, y Richard Báez, en Santiago, han mostrado que no se puede esperar de años o décadas a una reforma policial, menos aún descansar en el ideal de que tendremos una policía perfecta, puesto que en países más avanzados institucionalmente a la República Dominicana, vemos que también se cometen abusos desde la policía (caso George Floyd, en Estados Unidos), lo que sí tenemos son mecanismos para dar respuestas a la sociedad dominicana y consecuencias para los uniformados que cometieron estos hechos.
Personalidades como el Defensor del Pueblo y organismos como el Ministerio Público, pueden investigar por separado estos actos hasta llevarlos a los tribunales en el caso del Ministerio Público. Podemos exigir respuestas y consecuencias por encima de las declaraciones dadas por la Policía que parecen sacadas de un episodio de 3 patines y la Tremenda Corte o de la premiación a sus agentes con la impunidad con un simple traslado de jurisdicción apostando al olvido de la sociedad.
Demasiada sangre hay en las manos de la Policía con los asesinatos de Joel y Eliza, Leslie Rosado y sus maltratos a los ciudadanos durante el toque de queda. Se sienten valientes al hacerlo porque piensan que las consecuencias no llegarán al estar protegidos bajo lo que representa el uniforme azul y su complicidad con los que están por encima de ellos.
Debemos hacer presión externa, desde la ciudadanía hacia las entidades que pueden castigarlos y exigirles rendir cuentas, la Policía no admitirá sus errores pues sería admitir que el desprecio y el descrédito que tienen ante la sociedad es justificado.
Termino este artículo con dos cosas, la primera es invitando a toda la ciudadanía a exigir respuestas y consecuencias a las autoridades que pueden presionar a la Policía por estos lamentables casos donde se derramó la sangre de inocentes y protestar pacíficamente. Lo segundo es este pensamiento del director de cine inglés, Alfred Hitchcok, “No estoy contra la Policía; simplemente les tengo miedo”.
wenzelmlorenzo@gmail.com
(El autor es escritor y estudiante de derecho, residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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