Por Manuel Vólquez
Santo Domingo, 5 dic (INS).- Comer carne humana, arrojar a sus compañeros cuando la embarcación se está llenando de agua, o desprenderse de una mujer a la que le llega la menstruación, porque la sangre atrae a los tiburones, son de las cosas que ocurren y no se cuentan de las peligrosas travesías de los viajeros indocumentados que tratan de llegar a las costas de Puerto Rico.
Los relatos surgen de los sobrevivientes de naufragios, como el de una embarcación que estuvo más de 10 días a la deriva, tras salir de la costa Este dominicana el 29 de julio de 2004, con 87 personas, de las que se salvaron 37. Estos recurrieron a todo para calmar el hambre y la sed, desde el canibalismo hasta amamantarse de lactantes.
Esas escalofriantes escenas, solo vistas en películas, son detalladas en un reportaje reseñado este sábado por la periodista Deyanira Polanco en el impreso dominicano Listín Diario.
Cuenta que en el año 2004 se registraron 11 naufragios, con un saldo de 123 muertos, eventualidad que alertó a los guardacostas estadounidenses que patrullan por las aguas del Mar Caribe. En cinco meses fueron detenidas 1,356 personas y en la isla puertorriqueña sepultaron a 21 en fosa común.
“Los dominicanos no han ido solos en su travesía, porque desde el 2001 se reportan víctimas haitianas, como en abril, cuando se registró la desaparición de una yola con 111 extranjeros que salió desde Villa Vásquez, en Montecristi (región noroeste) y fueron rescatados a la deriva en Islas Turcos y Caicos”, indica el escrito.
Agrega que “y continuaron las tragedias y un mes después, en mayo, zozobró otra que partió desde Portillo, en La Isabela, Puerto Plata, en el recio Océano Atlántico, dejando siete muertos y 50 desaparecidos; se dijo que también iban ciudadanos haitianos”.
Afirma que para el 2005 fueron notificados más de 10 hundimientos de las frágiles embarcaciones, con decenas de desaparecidos y grupos devueltos a su país de origen. A partir de ese mismo año, al 30 de septiembre de 2006, arribaron a República Dominicana 1,504 repatriados por la guardia costera puertorriqueña, entre ellos 707 cubanos.
Precisa que “los cubanos tenían la ventaja de que si llegaban a tierra estadounidenses eran favorecidos con la protección de la ley de Pies Secos, Pies Mojados”, que fue abolida en 2017 por el gobierno demócrata de Barack Obama.
La reseña narra que los precios siguieron subiendo para viajar en las naves construidas en madera en los montes de manera clandestina, porque los cubanos pagaban de entre 2,500 y 3,000 dólares.
“Este año, los periódicos no registran grandes naufragios, pero sí apresamientos de indocumentados y deportados. Entre 2008 y 2009 se habló de una disminución de los viajes ilegales, pero con saldos tráficos de varios naufragios”, agrega.
Citando trabajos de prensa, resalta que en el año 2009 retornaron cuatro mil quisqueyanos radicados de manera irregular en varios países, incluido Puerto Rico.
Durante los años 2010, 2011, 2012 y 2013 se informó de menos zozobras de embarcaciones y registros de viajes irregulares, pero para el 2013 había nuevos “clientes”: los haitianos empezaron a migrar en masa hacia borinquen desde las costas dominicanas.
Los primeros nueve meses de ese año, la Armada Dominicana apresó a 923 de esos extranjeros mientras intentaban cruzar el canal de la Mona. Para el año 2014, se supo de una reducción de esas arriesgadas peregrinaciones y la Guardia Costera detuvo a 4,467, de los que 2,822 eran cubanos, 332 dominicanos y 1,313 haitianos.
El engaño
El reportaje indica que el engaño ha estado presente en esas giras marinas. Primero, bajo la promesa de que todo es seguro y que el sueño se logra al llegar a la isla caribeña; también se produce sustracción de dinero y el abandono de los pasajeros en las mismas costas nacionales luego de hacerles creer que están en territorio puertorriqueño.
A manera de ejemplo, relata que el 4 de septiembre de 2005, un grupo de 30 personas oriundos de la zona del Cibao (región Norte) celebraba haber llegado con éxito a Puerto Rico. En realidad, fueron abandonados en la localidad Cabeza de Toro, en Higüey, provincia La Altagracia (región Este).
Igual ocurrió con 17 personas dejadas el 1 de marzo de ese año en una playa de la comunidad Bávaro. Salieron desde Arrollo Barril, en Samaná, luego de pagar 9,107 dólares.
Trasiego de drogas
Según la publicación, las peligrosas rutas por el Mar Caribe también son aprovechadas desde el 2018 por traficantes para llevar millonarias cargas de drogas al Estado Libre Asociado, una mala práctica que se repite con frecuencia.
Explica que, en mayo de ese año, la Patrulla Fronteriza FURA, del Ejército, incautó 601 kilos de cocaína valorados en 15.6 millones de dólares y el arresto de dos nacionales.
Acota que, a partir del 2013, esas travesías emprendidas por personas de diferentes condiciones sociales, incluidos profesionales de diversas carreras educativas, comenzaron a reducirse debido a que muchos criollos son favorecidos con visas norteamericanas, de las que expertos lo atribuyeron al crecimiento económico que mantenía República Dominicana.
“Las estadísticas del Departamento de Estado de Estados Unidos indicaban que de 2011 a 2016, un total de 502,708 dominicanos recibieron visas de no inmigrantes o turismo”, añadió. INS
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