A Pleno Sol
La crisis fronteriza va oscilando entre la provocación y la agresión. Un mal síntoma que podría terminar en un enfrentamiento armado con derramamiento de sangre. La ecuanimidad de las autoridades dominicanas ha estado a prueba de las impertinencias, acción con la cual evitan males mayores.
Pero esto no puede seguir así. Los haitianos violaron el derecho de los dominicanos al desviar el cauce del río Masacre para abrir un canal de riego. Actuaron con violencia y de forma unilateral. Violaron tratos internacionales y se burlaron de los dominicanos.
Hay un derecho soberano a defender la territorialidad. No pueden los haitianos penetrar impunemente en la frontera dominicana, y pensar que se puede dar paso a otra página. Es un atentado a la soberanía inaceptable.
Lo trágico es que Haití es un país en estado embrionario, donde no hay conciencia de nada, se carece de liderato social y político, y las normas a seguir la dictan las bandas fuertemente armadas. No se puede permitir que la anarquía haitiana cauce problemas a los dominicanos.
La policía haitiana carece de fuerza. Son hombres uniformados que le tienen miedo a las pandillas que dominan su territorio. No hay un gobierno con fuerza institucional para que los dominicanos protesten por la incursión de esos agentes en nuestro territorio.
De todos modos, la Cancillería dominicana tiene que levantar un acto de protesta y hablar con claridad: no se va a permitir que policías haitianos o civiles armados penetren en territorio nacional. Todo el que lo haga, debe decir el aviso, será sometido al orden y sufrirá las consecuencias de rigor.
Hay que notificar a las organizaciones de las Naciones Unidas y de Estados Americanos. De seguro que serán indiferentes ante el nuevo problema, pero tendrán auto de fe de lo que está ocurriendo ahora mismo.
El cierre de la frontera para la actividad comercial fue una acción para obligar a que los haitianos abandonaran su intención de represar el río Masacre. No ha dado resultados positivos, y paulatinamente el gobierno aligeró la suspensión de las actividades de trasiego de alimentos.
Son hoy los haitianos los que impiden que los camiones dominicanos penetren a su territorio llevando alimentos y otros artículos. En el comercio al detalle y de bajo nivel, le quitan las mercancías a los pequeños comerciantes haitianos que se abastecen en los pueblos fronterizos.
Hay que evitar un choque armado y derramamiento de sangre, pero no se puede dar un paso atrás en la defensa de la soberanía y el territorio nacional. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com.do
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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