En las últimas décadas, el mundo ha vivido un crecimiento demográfico que se encamina a 8.000 millones de personas.
Esa escalada es vista por los expertos como un desafío para el equilibrio ecológico del planeta Tierra en virtud de que el incremento poblacional lleva una tendencia irrefrenable, lo que para muchos científicos representa una herramienta importante para combatir la crisis climática que promueve la humanidad.
Se afirma que en unos 40 años la población mundial comenzará a disminuir debido a un elevado nivel de vida. Ni la guerra, una catástrofe o un virus, se toma en cuenta como factor de ese anunciado fenómeno.
La publicación Business Insider, un medio digital estadounidense de noticias financieras y empresariales, advirtió esa realidad en una investigación titulada “La Gran Escasez de personas se acerca, y va a causar un caos económico mundial”, de fecha 30 de octubre de 2022, en la que afirma que “el avance vivido desde la Revolución Industrial ha ido acompañado, no solo del aumento de la esperanza de vida, sino también del descenso de las tasas de natalidad. La gente está más sana, es más rica, está mejor educada, vive más tiempo y tiene menos hijos. Como resultado, el número de niños que nacen en territorios ricos como Estados Unidos, China y Europa ya no es suficiente para mantener la estabilidad de esas poblaciones”.
Precisa que a pesar de que la superpoblación cause problemas climáticos, la disminución de personas supone un desastre inminente para la economía y la gran escasez de mano de obra paralizará la economía global, a menos que surjan formas innovadoras de mantenerla en funcionamiento.
Según la publicación, “las fuerzas económicas y demográficas que conducirán a un descenso de la población mundial a finales del siglo XXI llevan mucho tiempo actuando en las principales economías. Año tras año, las tasas de natalidad de los países ricos y de renta media caen por debajo del crítico nivel de reemplazo, ese nivel en el que la gente aún tiene suficientes hijos para mantener los niveles de población actuales”.
Apunta que los estudios han demostrado que, en todos los países y regiones, a medida que el nivel de vida mejora, el número de hijos por familia empieza a disminuir. Las razones son variadas: más oportunidades económicas para las mujeres, mejor acceso a la educación para los niños, menor mortalidad infantil, pero a la larga, lo que antes era un país pobre y joven se vuelve más rico y debe enfrentarse al reto de una población envejecida que no tiene suficientes trabajadores jóvenes para mantenerla.
Business Insider asegura que a finales de este siglo, la población mundial habrá disminuido en 1.000 millones de personas desde su pico, según un análisis realizado en 2020 por investigadores de la Fundación Gates, y en el escenario más extremo, podría bajar en casi 2.000 millones desde donde está hoy, hasta algo más de 6.000 millones.
La población activa alemana habrá disminuido en un tercio, según el escenario medio de los investigadores, y en Italia, España y Grecia, en más de la mitad. Polonia, Portugal, Rumanía, Japón y China perderán hasta 2 tercios de su población activa, según las proyecciones.
“Aunque un descenso de la población mundial es una buena noticia para el planeta, para nuestros sistemas económicos y sociales es un enorme desafío. El combustible más importante del crecimiento económico en los últimos siglos ha sido la gente. Y con menos gente, menos trabajo se puede hacer”, añade.
Precisa que ya se está viendo el comienzo de esta gran escasez de mano de obra en sectores que van desde las aerolíneas hasta las guarderías y el servicio militar. En los próximos años, muchos más sectores y campos profesionales se verán afectados. Con menos maquinistas, profesores, ingenieros, médicos, cuidadores y programadores, muchas empresas producirán o rendirán menos. Y a medida que la población disminuya, también se reducirá la cantidad de dinero que se gasta en estas empresas. Menos consumo lleva a menos ventas y menos ventas a menos beneficios y, por tanto, a menos crecimiento económico. No solo disminuirá el número de trabajadores, sino que también se reducirá la cantidad que cada uno de estos trabajadores puede producir.
Lo cierto es que la escasez de gentes es notoria en algunas ciudades universales debido a la extinción de las personas envejecientes y a la resistencia de las mujeres jóvenes de no tener hijos. Incluso, he leído que en España y otras demarcaciones europeas hay pueblos totalmente abandonados, lo que ha llevado a sus autoridades a ofrecerlas, para que las habiten de manera gratuitas, a inmigrantes de otros continentes, con otros incentivos sociales, como facilitarles documentación migratoria legal.
La crisis económica y social ha obligado a la gente a parar la producción de hijos, mientras los envejecientes son extinguidos de forma acelerada por graves situaciones de salud. Son las contradicciones de la vida.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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