A Pleno Sol
Sin concertación y acuerdos la legalización del aborto no pasará. Hay posiciones de férreos enfrentamientos entre sectores mediáticos de la sociedad, y ello levanta una alta pared difícil de pasar. Lo correcto es congelar por un tiempo el tema de la legalización del aborto.
No hay ahora mismo ninguna posibilidad de diálogo entre los sectores que quieren la prohibición del aborto y los que buscan se legalice que la mujer interrumpa su embarazo. Entre las partes hay prepotencia, ira, desconocimiento del derecho de los otros, y así no se puede tomar una decisión de un tema tan espinoso.
Los curas y los pastores son opuestos a cualquier interrupción de la vida. Mantienen una línea tradicional que los lleva a ser extremos cuando rechazan los anticonceptivos, para que la mujer planifique su vida reproductiva.
En países desarrollo y subdesarrollados la posición de la iglesia en torno al aborto ha sido derrotada, pero el caso dominicano es diferente. La sociedad nuestra no está totalmente preparada para tomar decisiones sobre un tema de vida y muerte que envuelve a toda la familia.
La llamada sociedad civil y las feministas quieren imponer el aborto a como dé lugar, y ello es imposible. Una ley tan controvertida tiene obligatoriamente que pasar por el sendero del diálogo y las concesiones.
Están equivocados cuando plantean el aborto como una acción personal, individual, de la mujer, que la puede tomar en el momento que considere oportuno porque es la dueña de su cuerpo. No es así. Este es un problema social, y las soluciones tienen que ser pensando en el colectivo.
La legalización pura y simple del aborto puede llevar a la máxima promiscuidad sexual, como ha pasado en otros países. Es tener sexo libre y saber que se cuenta con el mecanismo para lograr la suspensión del embarazo en cualquier momento.
Está de por medio el derecho a la vida, a la existencia. Es un tema que se va a debatir por siempre. La modernidad y el dejar hacer y dejar pasar de los países desarrollados llevaron a la aprobación pura y simple de los abortos y de la eutanasia, o suicidio asistido por un médico.
En los dos casos se pone en juego la existencia. Por esa razón hay que someternos al consenso, a la opinión libre y autorizada y buscar soluciones que sean aceptables para toda la comunidad. La imposición cuando se trata del derecho a la vida, en cualquiera de sus manifestaciones, es un trámite inaceptable. Que se postergue por ahora el debate del aborto y se continúe esa agenda cuando haya disposición de concertación y dialogo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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