La Policía Nacional se pudrió hace tiempo. Pepe llegó tarde. Desde hace décadas se anuncia reformarla y no se logra, y es que está tan corrompida que es irreformable. De anuncios de reformas policiales nos tienen saturados. Mucho bulto y escasos resultados.
El mal es estructural, sistémico, crónico. La cultura despótica, criminal, delictiva… resiste las “depuraciones” parciales. Ella se multiplica fácilmente y se retroalimenta, siempre asociada a otras variantes de la corrupción de Estado, política, empresarial y narco-criminal.
En su interior se recicla la ideología autoritaria-neoliberal rodeada de un Estado y una sociedad civil en los que domina el criterio de que la gente vale por lo que consume, por las banalidades que disfruta y el dinero que posee. Rebrota fácilmente en su seno el viejo caudillismo (Trujillo, Balaguer…), reencarnado en sus sucesores.
Ni esta PN ni este jefe son diferentes a los anteriores. Pepe no dice toda la verdad. No es una institución civil. Es militar y se auto-protege con el secretismo castrense. No previene ni persuade, mete miedo y reprime, hace la guerra al pueblo, atropellando civiles. Los mayores ingresos personales a nivel de alta y mediana oficialidad provienen de lo ilícito: extorsión, soborno empresarial, complicidad con bandas civiles, protección de delincuentes de todas las calañas, narco-corrupción…
Es en sus alturas, como el Estado mismo y en las cúpulas políticas y empresariales, es una entidad racista, machista, abusadora de menores y extremadamente clasista, pro-ricos, anti-pobre, pro-blancos. Anti-haitiana. Colonialista y colonizada, con el FBI, CIA, DEA, MOSSAD israelí y DAS colombiana en sus entrañas, la cual carga con pilas de asesinatos policiales en la vía pública y jóvenes lisiados por los tristemente famosos “cirujanos”. Con pilas de torturados, incluidas golpizas con bates de beisbol.
Y no faltan muchos rasos, clases y oficiales subalternos manipulados, empobrecidos por el sistema y por las elites policiales, que explotan sus necesidades y ejercen la discriminación clasista y el menosprecio por los humildes en sus filas.
Mientras esto ocurre, exjefes de la PN y generales retirados enriquecidos y manchados de sangre, exhiben fortunas robadas y crímenes cometidos, y activan políticamente junto a las claques de los ex-presidentes Balaguer-PRSC, Leonel Fernández-FP, Danilo Medina-PLD e Hipólito Mejía-PRM, y del actual presidente Abinader-PRM.
¿Qué hacer entonces? Hay que disolverla y crear otra diferente, lo que requiere un original proceso constituyente, demandado desde las calles, capaz de generar conciencia transformadora sobre el sistema político, revertir la cultura dominante, creando una nueva institucionalidad garante de derechos, dignidad humana y seguridad colectiva.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post