He escrito unas palabras para presentar la segunda edición del poemario “La mirada oculta de la primavera”, de Martina Soriano. Quiero destacar que esa poesía contiene un enfoque polivalente de la vida. La autora se extasía ante el devenir del universo y a la vez lo canta, lo celebra, lo interpreta y lo vive.
Esta poética encierra paradojas, pues es pregunta y es respuesta, es canto y es sollozo, es local y es cosmopolita, en tanto que la poeta se solaza en su cosmos y lo expresa con la más idónea construcción estilística, pues conduce la lengua con destreza tal que con ella puede alcanzar los vuelos más altos y seguros.
Los preceptistas de la literatura han establecido clasificaciones de la poesía, las cuales debimos aprender indefectiblemente en tiempos idos, cuando esto era una exigencia de nuestro sistema educativo. La poesía universal ha asumido principalmente dos corrientes: poesía épica y poesía lírica.
La épica se relaciona con la epopeya, es decir con actos heroicos, y de ahí vienen los cantares de gesta. Las guerras patrióticas o de liberación han originado muchos cantos épicos, en distintas culturas. Para nuestro caso, baste citar el Himno Nacional como poema épico por excelencia.
La poesía dominicana abunda en la corriente lírica, la que brota rasgando el interior de quien la compone, porque a través del verso el autor entrega sus llantos en forma de canción, a costa de su íntimo sentir, a expensas de un sangrado espiritual. Será difícil lograr buenos poemas líricos, sin que el poeta lo pague con jirones del alma.
La poesía de Martina Soriano es esencialmente lírica, incluso cuando aborda hechos históricos o se refiere a figuras humanas que han guiado acciones relevantes, como es el caso de Juan Pablo Duarte. “Duarte es una estrella en el universo de los sueños, / un caminante histórico, / un designio de los siglos,/una luz que traspasa el castillo de la sumisión y el miedo”.
La poeta remata el texto con la idea de que Juan Pablo Duarte: “dejó sus pasos marcados /en la memoria, en el alma, en el tiempo.” (Pág. 33).
¿Qué más se puede pedir para exaltar la trayectoria del fundador de la República Dominicana? Me llega al recuerdo que Franklin Mieses Burgos me dijo en una entrevista, lo siguiente: “…a los jóvenes que continúen trabajando por las zonas de la poesía auténtica, solo comprometiéndola con la calidad expresiva. No importa que el poeta sea de izquierda o de derecha, lo que importa es la calidad”. (Revista Ahora, 10 mayo 1976).
La de Soriano reúne calidad y autenticidad.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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