País “patas-arriba”, como decía Galeano. Grandes empresas se politizan y políticos se capitalizan. Al robo lo llaman “trabajo”. Mafia legislativa “honorable”. Al funcionario corrupto, le dicen político. Al empresario súper-explotador, empleador. Al negociazo electoral, política. A compañías electorales gansteriles (consorcios, colmados y ventorrillos incluidos), partidos.
A la impunidad la bautizan con el nombre de Justicia y a jueces vende-sentencias los titulan magistrados. Narcos que se vuelven políticos y políticos que se narcotizan. Árbitros parcializados. Corruptos que ensucian el verde de la honestidad y asesinos anticomunistas el rojo del proletariado.
Los presidentes de la corrupción y el crimen son “excelentísimos”. A pésimos rectores les dicen “magníficos”. Los hay “miuses” y “petedeses”, que aun abrazados a Leonel y Danilo, lo siguen llamando izquierda, y no faltan comunistas de derecha. A las bocinas le dicen periodistas y no son pocos los matasanos tratados como ilustres galenos. Proliferan medicinas que enferman, alimentos que matan y abogados que atracan. Todo un fracatán metido a candidatos.
Los hay curas pedófilos con títulos de monseñores. Feminicidas descarados. Racistas mal llamados nacionalistas. Abundan encuestadoras activas en publicidad de campaña. Medios de información que desinforman. Reos públicos con títulos de repúblicos. Derechos fundamentales colocados en el mercado. Comerciantes y políticos poniendo la covid-19 al servicio de sus fechorías. Funcionarios que practican “patriotismo” apropiándose del patrimonio público. Aspirantes a jefes de Estado dueños de empresas depredadoras de áreas protegidas. Candidatos presidenciales “propietarios” de tremendos “cuerpos del delito”. .
Y para colmo una OMS que responde a mandatos de los Bill Gates y Farma-Corporaciones con beneplácito de gobernantes y aspirantes a serlo. Una meritocracia, otrora verde, metida a candidata, que exalta la anticorrupción abrazada a personeros de la corrupción.
Demócratas que se miden por el apoyo a Guaidó y la aceptación de las órdenes de Pompeo y de Trump, mientras la competencia espuria entre gobierno conservador y oposición conservadora no puede prescindir de la sumisión al poder imperialista ni a la subordinación a los voraces súper-millonarios del patio.
Esas “familias” de los patas-arriba controlan bloques electorales, oficialista y opositor, promotores de votaciones y aperturas recicladoras de covid y miseria humana. Vale, pues, la pregunta: ¿qué producto puede salir de ese menjunje colocado en las urnas del de 5 de julio? El ganador casi seguro, no sin fuertes y perversas resistencias de la mafia morada, es parte de una de esas partidocracia.
narsoisa@gmail.com
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