De la política como negocio y los partidos como compañías por acciones, se ha pasado a un sistema de partidos que opera como pantano alimentado por aguas residuales, vía múltiples cloacas y sumideros, sin trampas para basura ni cedazos o coladores. Todos los desperdicios tóxicos y desechos sólidos son bien acogidos por los dueños de cada pedazo del pantano, ya teñido de morado, blanco y azul, verde, “colorao” o vario-pinto.
Los pedazos del pantano tienen dimensiones variadas y pequeños afluentes cloacales que se conectan indistintamente según las conveniencias y expectativas que genere cada uno de ellos. Todos, en periodo de campaña, activan sus sumideros para atraer basura. La cuestión es sumar, no importa lo que se sume. La cuestión es volumen, aun contaminado. Solo importa la calidad de tal basura.
Al pantano no le faltan unas porciones débilmente infectadas, que hacen las veces de oasis acuáticos apetecidos por ciertos buzos en plan de sobrevivencia. El pantano político tiene la virtud de que no se incendia como Duquesa o Rafey. Sus componentes, rodeados de lilas y adornos son, por mojaditos a prueba de fuego, pero se “queman” y “queman” hasta a sus puntuales aliados de ocasión, ni hablar sus socios en tantas suciedades.
Al gran pedazo morado no le caben más porquerías, mientras el blanqui-azul se empeña en imitarlo. La competencia pervertida los seduce. No hay escapatorias. Los sumideros se activan con covid-19 o sin él. Es válido mezclar infecciones con pus. En fin, ellos tienen trajes protectores, no así el pueblo de a pie, que recibe avalanchas de aguas residuales y desechos tóxicos empapados en agua no potable.
Vengan todos. Entren todos. El cedazo no funciona. No hay obstáculos. El colador está “pichao”. El sumidero es de primera. La trampa de basura está inactiva, solo funciona la electoral. Vengan los guabas-hijos de peña, el mato del berrido, el amable repartidor de salchichones. Que pase el León para abrazarlo, no importa que decida luego optar por reunificar la familia. Que entre qui y que, y cualquier cosa parecida. El pantano está rebosado de amor envenenado y mucho neoliberalismo para repartir.
Y no faltan “tácticos” y “estrategas” de una izquierda y un progresismo que no son tales, empecinados en convocarlos a la “unidad nacional”, con modalidad de “cumbre”, que articule a fuerzas populares con todos los pedazos del pantano, más los grandes jorocones del capital que los usa y manipula. Unidos para dizque derrotar al covid invisible. ¡Sopla!
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