A Pleno Sol
Los principios que enarbolaron los expedicionarios del 14 de junio de 1959 quedaron congelados en el tiempo. El heroísmo de esos jóvenes ha sido levantado hasta considerarlos héroes nacionales, pero sus ideales se petrificaron en el tiempo.
Los gobiernos que ha tenido la República Dominicana no han hecho suyo uno solo de los párrafos del manifiesto político de los hombres que integraban el Movimiento de Liberación Dominicana. Cierto que puede ser que no compartieran su lucha armada, pero su programa de gobierno era y es progresista.
Llegaron llenos de patriotismo, pocos meses después del triunfo de la revolución cubana, para enfrentar al tirano Rafael L. Trujillo, que a pesar de ir perdiendo el apoyo norteamericano y de la iglesia, tenía un poderoso equipo militar.
Hoy como ayer, el país necesita cambios, variantes donde se tome en cuenta a los grupos más necesitados. No es posible que se siga ensanchando la brecha entre ricos y pobres. Es necesario vivir bajo un régimen de libertades y respeto a los derechos humanos.
Trujillo era difícil que pudiera ser derrotado con una expedición armada desde el exterior. Las Fuerzas Armadas tenían una unidad monolítica, y el campesino le era fiel al sátrapa. Una guerrilla para triunfar necesitaba el apoyo decidido de la población.
Militarmente, las fuerzas militares de Trujillo dominaron a los hombres del catorce de junio, pero estos dejaron sentadas la semilla de la libertad. Las contradicciones internas entre sectores del régimen, que dio con su ajusticiamiento, a lo mejor no se dan sino es por la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo.
Además, surgió la oposición interna en base al levantamiento de la lucha entre sectores juveniles y profesionales, encabezada por Manolo Tavarez Justo. La caída de Trujillo, sin embargo, no fue producto de una revolución, sino de un ajusticiamiento que no terminó en un desbordamiento popular.
Hoy, como ayer, es necesario reivindicar a los héroes de junio. No solo leyendo panegíricos y ofreciendo loas, sino haciendo justicia a sus ideales y a su programa de gobierno que se quedaron congelados en el tiempo. Ellos cumplieron con su deber, lucharon y murieron por sus principios.
Tocaba a las nuevas generaciones seguir la lucha. Muchos cayeron en las escarpadas montañas de Quisqueya, otros en la Revolución de Abril, decenas en los doce años, y un sector importante lo abandono todo en busca de una mejor vida, fuera de los cambios y las aperturas democráticas. La lucha sigue, a pesar del congelamiento de los ideales y los pasos lentos de una sociedad que busca su destino. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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