Por Rafael Méndez
La oposición venezolana continúa navegando desde hace más de dos décadas en aguas turbulentas, enfrentando desafíos y ahora, como constante, parece estar a la deriva, siendo la «crónica de una muerte anunciada» lo que describe con más precisión su situación actual. A pesar de contar con apoyo de Estados Unidos y de la Unión Europea, lucha por mantenerse relevante frente al poder consolidado del presidente Nicolás Maduro.
Desde el arribo al poder del fenecido presidente Hugo Chávez, la oposición venezolana ha enfrentado un entorno político hostil, en medio de un país dividido entre fervientes partidarios del chavismo y el Partido Socialista Unidos de Venezuela, articulado en el Polo Patriótico, y detractores de la oposición que de manera infructuosa han intentado capitalizar la difícil situación social y económica, consecuencia de un criminal embargo económico, financiero y mediático, capitaneado por Estados Unidos y la Unión Europea.
«Quien niega la situación por la que atraviesa Venezuela ignora las profundas crisis económicas y humanitarias que afectan al pueblo venezolano, producto del cerco económico, financiero y mediático a lo que ha sido sometida… Es imperativo que la comunidad internacional actúe con compasión y responsabilidad para ayudar a aliviar el sufrimiento de millones de venezolanos que enfrentan escasez de alimentos, medicinas y derechos básicos», ha denunciado el senador norteamericano Bernie Sanders.
La coalición de partidos opositores sigue divida en varios fragmentos irreconciliables, en los que unos abogan por el diálogo y la negociación, otros prefieren la confrontación directa con el gobierno, llaman a que sus aliados internacionales arrecien el bloqueo, sin importarles las dificultades de toda índole que tiene que pagar la población, y han llegado hasta el extremo patrocinar magnicidio y reclamar la intervención militar de Estados Unidos.
Veinte años escupiendo para arriba
Las elecciones presidenciales, parlamentarias y de gobernación han sido campos de batalla críticos para la oposición venezolana, y entre la oposición venezolana, realidad a que se ha visto obligado a someterse, a pesar de jurar y perjurar que no participarían en unos comicios organizados bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro, bajo la égida orientadora, del pensamiento y la acción, del Comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías, y su vanguardia, el Partido Socialista Unidos de Venezuela.
El apoyo internacional ha sido crucial y mantenido con vida a la oposición, proporcionando legitimidad política y apoyo económico, junto con el manejo dispendioso que le han permitido de los recursos del pueblo de Venezuela, a la que se han prestado gobiernos y bancos extranjeros, aunque también las divisiones dentro de la comunidad internacional sobre cómo abordar el tema venezolano ha contribuido a debilitar los esfuerzos unificados de la oposición.
De ahí que mientras algunos países y organizaciones regionales abogan por sanciones y medidas coercitivas, naciones, gobiernos y entidades más sensatas han prefieren el diálogo y la mediación diplomática, creando un escenario complejo y a menudo contradictorio para la oposición venezolana, que aún no termina entender que el camino de dialogo y la concertación entre venezolanos en lo que debe imponerse para encaminar a esa nación por el progresa, el desarrollo y la paz.
A medida que la crisis económica en Venezuela se va medianamente superando, la oposición enfrenta un dilema existencial. ¿Puede mantenerse como una fuerza relevante y efectiva en la política venezolana, o está condenada a desaparecer en la insignificancia política? Aun en medio de la situación nacional y mundial, las perspectivas promisorias van ganando terreno, en tanto la oposición se bate con un liderazgo desgastado y una base de apoyo dividida, dispersa y debilitada.
La «crónica de una muerte anunciada» para la oposición venezolana no es solo un título sugerente, sino una realidad palpable. Enfrentando desafíos internos y externos significativos, la cohesión y el liderazgo efectivo son más necesarios que nunca para desafiar la oposición pueda desafiar el liderazgo chavista, liderado por el presidente Nicolás Maduro, en tanto la torda roja la conducido el incansable capitán Diosdado Cabello Rondón.
Sin embargo, mientras persistan las divisiones internas y las estrategias divergentes, el futuro de la oposición seguirá siendo incierto y precario, atrapada en una lucha constante por su relevancia política y su capacidad para representar una alternativa creíble.
(El autor es periodista y exdiputado residente en República Dominicana).