En su condición de titular de la ONU, pero también de persona mayor, António Guterres lanza una iniciativa para defender los derechos de los ancianos.
Redacción (ONU).- La tasa de mortalidad de COVID-19 para las personas mayores de 80 años es cinco veces más elevada que el promedio mundial para el resto de la población, dijo el Secretario General de la ONU.
António Guterres lanzó una nueva iniciativa política con la que abordar este y muchos otros desafíos que enfrentan los ancianos, durante y después de la mayor crisis de salud pública que golpea al mundo en un siglo.
«Nuestra respuesta al COVID-19 debe respetar los derechos y la dignidad de las personas de edad», dijo al presentar la iniciativa.
El titular de la ONU indicó que para las personas mayores la crisis está exacerbando las brechas existentes en la protección de los derechos humanos y sociales, así como los desafíos económicos.
«Necesitamos defender ahora los derechos de las personas mayores», dijo por su parte la experta independiente de la ONU sobre el disfrute de todos los derechos humanos por parte de las personas mayores, Rosa Kornfeld-Matte.
«La gerontofobia generalizada, el miedo a la degeneración propia y la muerte relacionada con la edad alimentan los prejuicios, la discriminación y, en última instancia, la negación de los derechos humanos en la edad avanzada”, agregó la especialista en derechos humanos.
Para Guterres es una cuestión personal
«Como persona de edad que soy, con la responsabilidad de una madre aún mayor, estoy profundamente preocupado por la pandemia a nivel personal, y por sus efectos sobre nuestras comunidades y sociedades», dijo el titular de la ONU.
Al mismo tiempo, señaló que las personas mayores contribuyen «inconmensurablemente» a sus familias y comunidades, sacrificando comúnmente su propio bienestar para cuidar a los demás, incluida la ayuda de hijos y nietos.
«Nuestra respuesta COVID-19 debe ser consciente de todos estos asuntos y debe respetar los derechos y la dignidad de las personas mayores», manifestó.
Abordar las necesidades de las personas mayores
«Ninguna persona, joven o vieja, es prescindible», subrayó Guterres.
El impacto en la salud y los servicios de atención a largo plazo para las personas mayores debe reconocer y enfrentar los desafíos particulares que enfrentan, incluida su capacidad para acceder a tratamiento y atención médica.
«Las personas mayores tienen los mismos derechos a la vida y la salud que todos los demás», explicó el responsable de las Naciones Unidas. «Las decisiones difíciles en torno a la atención médica que salva vidas deben respetar los derechos humanos y la dignidad de todos».
Y aunque el distanciamiento físico es crucial, señaló la necesidad de recordar que «somos una comunidad y todos nos pertenecemos el uno al otro».
La tecnología a su servicio
La tecnología digital debe mejorarse para mitigar las restricciones de movimiento que pueden interrumpir la atención, el apoyo y la inclusión social esenciales para las personas mayores.
«Eso es vital para las personas mayores que pueden enfrentar un gran sufrimiento y aislamiento bajo encierros y otras restricciones», sostuvo Guterres.
Más allá del impacto inmediato en la salud, la pandemia está poniendo a las personas mayores en «mayor riesgo de pobreza, discriminación y aislamiento», aseguró.
Auguró que lo más probable es que tales riesgos causen «un impacto particularmente devastador» en los países en desarrollo, donde los servicios de salud pública y protección social se verán probablemente abrumados por el virus.
Además, toda respuesta sociales, económica y humanitaria al COVID-19 debe tener en cuenta las necesidades de las personas mayores, en particular en términos de cobertura sanitaria universal, pensiones, empleo y protección social.
«La mayoría de las personas mayores son mujeres, que tienen más probabilidades de entrar en este período de sus vidas en la pobreza y sin acceso a la atención médica», explicó el Secretario General. «Las políticas deben estar dirigidas a satisfacer sus necesidades».
Apoyar la respuesta de los ancianos
Las personas mayores no deben ser tratadas como personas invisibles o impotentes, sino reconocidas por sus diversas experiencias y las múltiples formas en que están contribuyendo a superar esta crisis.
«Muchas personas mayores dependen de un ingreso y están totalmente dedicadas al trabajo, a la vida familiar, a la enseñanza y el aprendizaje, y al cuidado de los demás», argumentó.
Su participación en la respuesta a la pandemia debe ser tenida en cuenta, y su conocimiento y buenas prácticas compartidas como parte de la recuperación.
«Sus voces y liderazgo cuentan», subrayó el jefe de la ONU.
La recuperación mejor juntos
«Para superar esta pandemia juntos, necesitamos un aumento en la solidaridad global y nacional, y las contribuciones de todos los miembros de la sociedad, incluidas las personas mayores», afirmó.
Esto requiere una legislación adecuada a nivel nacional, un impulso hacia una convención internacional sobre los derechos humanos de las personas mayores a nivel mundial, y una inversión sostenible en sistemas de salud, atención y protección social que garanticen la dignidad y los derechos de las personas mayores.
«A medida que buscamos recuperarnos mejor, necesitaremos ambición y visión para construir sociedades más inclusivas, sostenibles y amigables con la edad que sean aptas para el futuro», concluyó el Secretario General.
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