Redacción (RT.com).- El presidente de Chile, Gabriel Boric, endureció su discurso contra los inmigrantes y advirtió que durante su gobierno no permitirá que «la delincuencia» se radique en el país sudamericano.
«A los que estén en situación irregular: o se regularizan o se van. Y los que cometen delitos directamente se tienen que ir, acá no hay nadie que vaya a estar encima de la ley», aseguró el mandatario en medio del intenso debate que ha desatado la crisis migratoria.
El pasado miércoles, Boric ya había anunciado la inmediata expulsión de 13 extranjeros que agredieron a efectivos de Carabineros durante un operativo en Puerto Montt, en la región de Los Lagos.
Un día después, fue consultado sobre la situación de los campamentos de emergencia que ocupan inmigrantes en el norte del país.
«Uno no puede satisfacerse solamente con la pretensión de sacarlos un día de un lugar, por eso la respuesta es más complicada, es intersectorial, hay que hacer el catastro, ofrecer alternativas», dijo.
En el caso de que haya niños, agregó, se les debe garantizar acceso a la educación. Con respecto a los albergues, reconoció que están colmados y que se debe analizar si es necesario construir más espacios o ver si los migrantes tienen redes familiares que los puedan acoger en otras ciudades. «Tenemos que dar soluciones definitivas», señaló.
Por otra parte, recordó que esta semana envío dos proyectos al Senado y a la Cámara de Diputados para hacer más expeditos los procedimientos de expulsión administrativa.
«En particular en el caso de personas condenadas por la ley de droga, tenemos que dar señales claras, categóricas, sin doble estándar: no vamos a permitir que la delincuencia se venga a instalar en nuestro país», afirmó.
Antecedentes
Chile arrastra una crisis migratoria desde el pasado Gobierno de Sebastián Piñera, el político conservador que reforzó los discursos estigmatizantes contra las personas extranjeras de América Latina y el Caribe que la derecha suele vincular directamente con la delincuencia, ya que esas narrativas no suelen referirse a inmigrantes de países ricos.
Las agresiones y el rechazo a las personas migrantes en situación irregular se reflejó en marchas masivas con discursos xenófobos y racistas, además de violentos ataques físicos, como cuando fueron quemados campamentos ocupados por ciudadanos de Venezuela, quienes, junto con los de Haití, representan las principales poblaciones migrantes que han llegado a Chile en la última década, según los datos oficiales.
Los migrantes llegan atraídos por la supuesta prosperidad del país sudamericano, pero luego del estallido social que comenzó a fines de 2019 y la crisis económica que se vivió al año siguiente a raíz de la pandemia, comenzaron otro éxodo para dirigirse principalmente rumbo a EE.UU. Sin embargo, muchos han optado por quedarse en Chile.
Según datos del Departamento de Extranjería y Migración (DEM) y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), a fines de 2021 había 1,4 millones de personas migrantes en Chile. Representan 160.000 más que en 2018.
Más allá de los reportes oficiales, se estima que las cifras son mayores porque miles de migrantes suelen entrar a través de pasos fronterizos no habilitados. Ese fue el caso de 23.000 personas que entraron de manera irregular durante el primer semestre de 2021.
Durante la campaña presidencial, Boric criticó las políticas migratorias de Piñera, que incluían vuelos forzosos de repatriación, pero una vez que llegó al Gobierno, continuó con la misma estrategia y se sumó a las críticas a las personas extranjeras que están en situación irregular.
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