Con frecuencia, lectores del Salterio tropiezan con la dificultad de que el contenido de un salmo que ha buscado en la Biblia no se corresponde con el del número que le han recomendado y que le interesa leer. Es que los salmos tienen dos números, sobre todo en las ediciones bíblicas procedentes de la fe católica.
El pasado viernes, al pronunciar el discurso para la entrega del Premio Biblioteca Nacional de Literatura Infantil, dada la emoción por el desarrollo saludable del galardón, cité estos versos del salmo 117: “Este es el día en que actuó el Señor/ sea nuestra alegría y nuestro gozo, / demos gracias al Señor porque es bueno, /porque es eterna su misericordia”.
Al día siguiente, uno de mis sobrinos, el doctor Alejandro Ulises Peralta, me reclamó que lo citado no se corresponde con el salmo 117. Eso indica que su biblia sigue la orientación hebrea en la que los salmos tienen un número más alto que el que lleva ese mismo texto en las ediciones católicas. Ocurre en cada biblia protestante.
Explican motivo cambio
En la biblia de mi sobrino, la estrofa citada en el discurso aparece en el salmo 118, el cual es extenso, mientras el 117 solo tiene dos estrofas y resulta el más breve todos: “Alaben al Señor, naciones todas; Alábenle, pueblos todos”. El 118 inicia así: “El Señor está conmigo, él es mi ayuda; veré por los suelos a los que me odian”.
Lo mismo ocurre con el famoso salmo 91: “El que habita al amparo del Altísimo y reside a la sombra del Omnipotente, • 2. Diga al Señor: «Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien confío”. En la biblia Nacar-Colunga, versión muy acreditada, y otras traducciones católicas, se numera con el 90 entre paréntesis.
Todo comenzó cuando un traductor hebreo -o quizá un copista- al llegar al salmo nueve, que es bastante extenso, optó por dividirlo y así la mitad del noveno pasó a ser el décimo. A partir de ahí, los salmos tienen dos números, el que puso el copista y el que le corresponde, que suele ir entre paréntesis, precedido de la abreviatura Vg.
Para la tradición hebrea, el salmo que reza: “El Señor es mi pastor, nada me falta” es el 23, pero la grecolatina lo baja al número 22. Así pasa con todos, hasta llegar al 148 donde se unifican los números y continúa hasta el 150, que es el último. La Vulgata o Vg. se origina con la revisión de san Jerónimo, siglo IV. La Biblia tiene sus intríngulis.
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(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).