El desenlace favorable a Joe Biden y al Partido Demócrata de la toma violenta del Capitolio, sede del Congreso de EE UU, por las “tropas” trumpistas, no le devuelve la normalidad a EE UU y no representa la salvación de una democracia inexistente desde la fundación de esa república federativa; que pronto se erigió en un Súper-Estado y una oligarquía terrorista, invasora y guerrerista a escala planetaria. Solo apagaron una hoguera para abrir una etapa convulsiva.
Con ese hecho el neofascismo -acosado institucionalmente y mediáticamente por la otra facción perversa en que se divide el poder estadounidense- adelanta la confrontación extra-institucional; creando una situación que apunta hacia una degradación del Estado Federal en el contexto de una pugna de alta intensidad, que tiende a agravar la crisis interna y a dirimirla con ascendentes niveles de violencia y en detrimento de la formalidad democrática-electoral que encubre un dominio oligárquico-capitalista hoy fraccionado y devela la falsedad de la “gran democracia” estadounidense.
Ambos bandos tienen mucha fuerza y es prácticamente imposible que en corto o mediano plazo uno elimine al otro. Es un choque destructivo para los dos y para el imperio que los creó, y eso es bueno para la causa antiimperialista y anticapitalista. Entre los dos candidatos y los jefes de esas bandas enfrentadas no hay unos buenos y otros malos. ¡Cual de las partes peor!.
Las elites “globalista” y “nacionalista” son dos pandillas con mucho poder empresarial, mafioso y armado.
Trump no es Trump, ni es un loco a despreciar: es una expresión de decenas de millones de gringos, blancos sobre todo, civiles y militares, y de no pocos mega-millonarios. Biden, por igual, aunque con otros atributos nefastos y mas raíces en los consorcios globales.
Cualquiera de los dos puede salir de juego y eso no modifica ese “choque de trenes”. Eso de “meter preso” a Trump no es cualquier cosa y puede empeorar todo. Cuando chocan dos poderes así no es un maíz “sacrificar” al jefe del bando contrario sin derrotar al conjunto; y el neofascismo gringo, lejos de haber sido derrotado, está en ascenso, aunque Biden y los “globalistas” ocupen este mes la Casa Blanca y el Capitolio.
Además, porque Biden y los “globalistas” intentan “meter preso” a Trump, o a gente de Trump, no significa que represente lo bueno. Balaguer “metió preso” a Jorge Blanco por corrupto y Abinader puede hacer lo mismo con Danilo, mientras se abraza con Leonel e Hipólito y se pliega a magnates locales y transnacionales que estafan al Estado. El fondo es otro.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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