Redacción (Noticias ONU).- Tras las nuevas oleadas de violencia en Haití, diferentes funcionarios de la ONU han observado la necesidad de no permitir que Haití se hunda más en el caos y han pedido que la comunidad internacional de un paso adelante, contribuyendo a la misión multinacional de apoyo a la seguridad.
Al menos 150 personas han muerto, 92 han resultado heridas y unas 20.000 se han visto obligadas a abandonar sus hogares en la última semana.
Al menos el 55% de las muertes por ataques simultáneos y aparentemente coordinados en la capital se produjeron por intercambios de disparos entre miembros de bandas y policías. También se ha informado de un aumento de los linchamientos colectivos.
Los muertos y heridos de los últimos actos de violencia, que comenzaron el 11 de noviembre, elevan el número verificado de víctimas de la violencia de las bandas en lo que va de año a la escalofriante cifra de 4544 muertos y 2060 heridos. Es probable que la cifra real sea aún mayor. Además, se calcula que hay 700.000 desplazados internos en todo el país, la mitad de ellos niños.
«Los cerca de cuatro millones de habitantes de Puerto Príncipe son prácticamente rehenes de las bandas que controlan las principales carreteras de entrada y salida de la capital», ha asegurado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Volker Türk indicó que el último recrudecimiento de la violencia en la capital haitiana «es un presagio de que lo peor que está por venir», asegurando que la violencia de las bandas debe detenerse de inmediato: «No debe permitirse que Haití se hunda aún más en el caos».
Türk señaló que la violencia de las bandas criminales no puede prevalecer sobre las instituciones del Estado y pidió que se tomen medidas concretas para reforzar las fuerzas policiales haitianas y apoyar la misión multinacional de apoyo a la seguridad en Haití, aprobada por el Consejo de Seguridad, con el fin de proteger a la población y restablecer un Estado de derecho efectivo.
Un proceso lento
Mientras tanto, en el Consejo de Seguridad, el secretario general adjunto de la ONU para Europa, Asia Central y las Américas se hacía eco de las palabras de Türk y mostraba la preocupación por “la lentitud con la que avanza la hoja de ruta de Haití para restaurar las instituciones democráticas”.
Tras informar de que tras cercar la capital y todas las vías de acceso, las bandas armadas han avanzado territorialmente en zonas estratégicas y, según algunas estimaciones, controlan ya el 85% de la capital, y de que los haitianos recurren cada vez más a grupos de vigilancia, establecen controles de carretera y se toman la justicia por su mano, Miroslav Jenča afirmó que todo esto «no se trata de una nueva oleada de inseguridad, sino de una escalada dramática que no muestra signos de remitir».
Según el diplomático, las consecuencias humanitarias son graves, especialmente para las mujeres y los niños, ya que las bandas armadas están utilizando formas de violencia extrema, incluida la sexual, como arma para someter a la población.
Por todo ello, aseguró que «los donantes internacionales y los contribuyentes de personal deben intervenir de inmediato».
Después, añadió que para garantizar el mantenimiento de los avances en materia de seguridad, hay que hacer más para contrarrestar el flujo ilícito de drogas, armas y municiones, así comocombatir la corrupción que incuba la economía ilegal y el patrocinio de las bandas armadas por parte de las élites corruptas del sector político y privado.
«El régimen de sanciones de la ONU relativo a Haití debe utilizarse en todo su potencial para abordar las causas profundas de la violencia de las bandas, incluida la connivencia entre individuos en los sectores político, económico y de seguridad, lo que conduciría a una mayor confianza en el proceso político», concluyó.