A Pleno Sol
La modernización y reingeniería del sector público es necesaria. Por años, las oficinas del Estado se convirtieron en zona de empleos sobrepasando las nóminas, y sin tomar en cuenta las necesidades generales de esas dependencias.
La dualidad de funciones en la administración pública llegó como una necesidad de conseguir empleos para los amigos de viaje. No fue para cumplir con razones y necesidades perentorias. Hoy, se pueden eliminar dependencias que no tienen razón de ser.
Pero también hay que pensar en las cargas sociales. Muchas personas obtienen un salario por sus servicios en esas dependencias que es necesario abolir. Hay que tratar los casos con manos de cirujano. No se trata de amputar a lo loco, sino paulatinamente y conociendo cada caso en particular.
La administración pública hay que adecuarla a las necesidades del siglo 21. La estela en las empresas privadas es la menor ocupación de personas para realizar una labor determinada. En los supermercados se puede observar, cuando una cajera desempeña ahora funciones que hace un tiempo ocupaban cuatro y cinco personas.
Los empresarios propician el desempleo, porque lo único que les interesa es bajar los costos y los gastos. La tecnología de punta es costosa, pero a largo plazo deja beneficios. Representa rapidez y ahorro.
Hay dependencias del Estado que no tienen razón de ser. Es el caso del Consejo Estatal del Azúcar. Hace años fracasó en administrar algún renglón productivo, y más bien sus funcionarios de lo que se ocupan es de administrar tierras.
Pero la eliminación de un plumazo del CEA puede representar problemas sociales, por la carga de desempleo que ocasionará entre la gente de menor demanda técnica e intelectual. En una refundición con Bienes Nacionales todos sus empleados quedarían fuera. Puede ser una acción dolorosa, pero es necesario eliminar al CEA
La Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado no tiene razón de ser, y debe ser borrada tan pronto como el mismo 16 de agosto. Ha sido nido de escándalos y acusaciones, además de que hace décadas violó sus reglamentos internos.
La reforma de la administración pública se tiene obligatoriamente que llevar a cabo, pero que se actúe con pies de plomo y mente limpia y fresca, porque hay que pensar en el componente social que está de por medio. Modernización y eliminación es una buena consigna, pero tratando cada caso y las soluciones de forma particular. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
(El autor es periodista residente en Santo Domingo).
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