Pese a tantos colaboradores de su Gobierno presos o con la soga a rastras, además del descrédito que vapulea a su gente más cercana, amigos y familiares, Danilo Medina busca reponerse y da señales de cambio en su habitual carácter, por lo común seco y agrio lo cual tipifica como escaso de palabras y tardo para la sonrisa.
La economía verbal ha sido uno de sus dones más notorios, y no obstante los visos de tartamudez, le ha reportado el éxito político. Es observable, que, en interés de reponerse anímicamente ante los estragos que les ocasionan los graves señalamientos a sus más cercanos colaboradores, Medina se ha tornado locuaz.
Entre las “graciosuras” más frecuentes del expresidente Medina figura la declaración de una quimera: sueña que él (Medina) volverá al poder a través del señor Abel Martínez, candidato presidencial del PLD. Medina supone que, con Martínez en la Presidencia, él podrá ejercer el poder, vale decir, Martínez sería su monigote.
Ya el presidente del PLD intentó perpetuarse en el Gobierno a través del señor Gonzalo Castillo, a quien expuso al ridículo y al escarnio, debido a que no estaba en las mejores condiciones cognitivas para tal desempeño. Medina presumió que, a través de Castillo, podría seguir gobernando.
La estrategia le falló.
Ante una asamblea general de su partido, Medina soltó otras muestras de facundia. Dijo, por ejemplo: “Ningún otro partido de la República Dominicana tiene la vocación de servicio, que le dio origen al PLD, organización que surgió para servir”. ¿Confunde servir con servirse? Parece que este hombre ha perdido el control de sus palabras.
El ideal de Juan Bosch anduvo lejos en los veinte años de gobierno peledeísta. Ellos, los dirigentes y gobernantes (verdes o morados) se sirvieron con cucharas grandes los bienes del Estado. “Lo que el PLD ha hecho es inconmensurable, el PLD ha sorprendido al país en su conjunto…”. Esto afirma Medina.
El hijo de Arroyo Cano recordó que “el PLD sacó a un millón y medio de personas de la pobreza”, lo cual es también una de sus “graciosuras”, pues los dirigentes de ese partido no son tantos. La proeza del PLD consiste en hacer millonarios a individuos que transitaban en carritos cepillos y en Lada.
Muchos dominicanos piensan que por los desastres de sus gobiernos y la desvergüenza con la que actuaron sus funcionarios y familiares, Danilo Medina debería guardar silencio y esconder la cara. Si embargo, el exmandatario ha optado por fingir envalentonamiento y aparecer en público mostrándose histriónico. Quiere ser gracioso.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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