A Pleno Sol
La realización de las primarias es una responsabilidad de los partidos políticos., Fue un acto de populismo incalificable, que se le diera participación y responsabilidad a la Junta Central Electoral en la supervisión y organización de las convenciones para escoger candidatos.
Desde un principio nos opusimos a esa acción y señalamos en varias columnas que poner a la JCE a organizar y supervisar primarias de partidos, era tirarla al infierno de las confrontaciones internas de grupos divididos, y restarle fuerzas para el veredicto final en las elecciones presidenciales.
Ahora los miembros de la JCE están claros en que se les debe quitar la responsabilidad de las primarias. La JCE si debe dar los consejos técnicos, pero nada más. Tiene que ser una responsabilidad de los partidos escoger a sus candidatos por el medio que prefieran.
Siempre en las primarias de los partidos se ejecuta la disposición del dedo de los principales dirigentes. Se burla el sentir de las bases que escogen a un candidato que nunca llega. El oportunismo y clientelismo en ocasiones pesa más que los votos que se consigan.
Todas estas aberraciones están presentes en la selección de los candidatos a regidores, alcaldes, diputados, senadores y presidencial. En ese mar revuelto y peligroso no se pueden meter las autoridades electorales, que deben conducir las venideras elecciones.
Hay el tiempo suficiente para que a la JCE se le quite cualquier obligación con las primarias de los partidos políticos. Que cada tendencia imponga su orden, y si no lo puede hacer, que ocurra allí lo que determine la banderola o la sensatez.
En los partidos dominicanos debe florecer la democracia interna. Se habla mucho del respeto ciudadano, pero se va a una jauría de lobos cuando de escuchar la voz de los votantes se trata. Así no puede florecer un espíritu participativo y de respeto.
En todos los partidos las primarias terminan a sillazos o con divisiones. Si debe la JCE reunirse con el liderazgo nacional y pedirle que haya mayor respeto para todos los dominicanos, y que dejen a un lado sus pleitos y desconocimiento de los resultados de sus propias primarias.
Lo ideal es que haya precandidatos y unas primarias donde se pueda escoger a los que más votos tengan. De esa forma se podría evitar que por capricho se ponga a personas que no reúnen requisitos para tener los cargos electivos en el bolsillo.
También hay que controlar el clientelismo donde el que tiene dinero prácticamente compra la candidatura. La adquiere con recursos para los líderes, y con sobornos para las bases. Esta cultura partidista de arrabal hay que erradicarla de la vida política nacional.- ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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