Siempre será bueno «retomar» esas imágenes de quienes han circulado por nuestra vida. Nuestros padres, abuelos, tíos, primos, amigos y todos esos «otros», que de una manera u otra nos han motivado con su ejemplo de vida.
Cualquiera de nosotros, podría afirmar, ha hecho muchas cosas valiosas y epopéyicas que, sin duda, sirven para aportar a los otros a ser más fuertes, tolerantes, resilientes y resistentes ante los embates de la vida.
Somos fortalezas andantes. Nos han rodeado cientos de «enemigos» a los que hemos enfrentado y derrotado. Divorcios, fiestas de bodas, traiciones de amigos, accidentes, borracheras, falta de dinero. Hemos tenido muchas tensiones y aquí estamos de pie.
Cuando otros optan por el suicidio, nosotros hemos enfrentado las tormentas y hemos alcanzado a bañarnos con la incertidumbre. No hemos renunciado a la vida y continuamos dándonos de golpe con ella.
Insistimos «en llegar» aun sabiendo que el tiempo se nos acorta, pero Jodemos y jodemos, ya que aprendimos que la vida es un proyecto que nunca debe terminarse, ya que, perder el deseo, es lo mismo que perderla a ella.
Cuando los momentos de cansancio nos ocupen y nuestra alma se sienta desolada, hay que pensar en «los otros», todos esos que pasaron por nuestra vida y que murieron en el intento, los otros que aún están aquí, batallando.
Hay que tomar las fuerzas de los otros, la dignidad, su humildad de participar en el mundo, aun sabiendo que por más que jodieran en buscar la felicidad, siempre habría «algo», o algún cabrón, que les amargaría el momento.
No hay forma de ganar, ni de llegar a la plenitud total, ni siquiera a salir airoso y desapercibido, escondido en un closet. La vida te va a alcanzar y te dará «tus yaguasos» así te quedes tirado en la arena de una playa olvidada.
Los otros, todos esos que lucharon siempre, lo sabían, pero nunca se rindieron y participaron de los momentos hasta el final. No se aislaron ni escondieron, siempre dieron la cara procurando dar un bienestar a los demás.
Si al día de hoy eres «de esos» que ya no dan más y que te sientes derrotado y extenuado de vivir, piensa en todos los caminos recorridos por tus antepasados, en todo lo que sufrieron y lucharon para traerte hasta aquí, y tú de «huevón» quejándote…
Haciéndote el pendejo porque piensas que la vida es «demasiado» para ti. La vida es demasiado para todos, pero ya que estamos inmersos en ella y sin saber de qué y para qué se trata, hagámonos los pendejos y salgamos a disfrutarla, total, todos nos vamos a morir.
Así que deja de estar pendiente que dirán o piensen de ti los otros. Pero si piensa en «esos otros» que tanto dieron por ti para que te la pases en guerra contigo mismo. ¡Salud! Mínimo Otrero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).