Redacción (RT.com).- Yamandú Orsi, un exprofesor de historia de 57 años y de origen trabajador, asumirá este sábado como presidente de Uruguay por un período de cinco años, durante los cuales enfrentará el reto de mejorar la economía y la seguridad, dos de las principales preocupaciones de la ciudadanía.
La ceremonia en la que Orsi recibirá la banda presidencial de manos del presidente saliente, Luis Lacalle Pou, representa el regreso del Frente Amplio (FA), la coalición de izquierdas que gobernó el país de 2005 a 2020.
El dirigente que a lo largo de su carrera y su campaña fue apoyado por el expresidente José ‘Pepe’ Mujica (2010-2015) y Lucía Topolansky (vicepresidenta entre 2017-2020), dos de los políticos más influyentes de Uruguay, comienza su Gobierno con la legitimidad del 52 % de los votos que validaron su triunfo en las elecciones del pasado 24 de noviembre.
Pero también empieza su gestión con el desafío de gobernar sin mayoría parlamentaria en la Cámara de Representantes, en donde el FA ocupará 48 bancadas frente a las 51 que obtuvo la oposición, lo que lo obligará a negociar con el resto de los partidos. En el Senado, en cambio, el oficialismo sí arranca con ventaja, aunque con una apretada mayoría de 16 de las 30 bancas.
A su favor tendrá la presencia de la popular exintendenta de Montevideo, Carolina Cosse, su compañera de fórmula y vicepresidenta electa, que le ayudó a captar los votos de los ciudadanos preocupados por los derechos de las mujeres y su compromiso con el medio ambiente, entre otros temas progresistas.
Compromisos
Durante la campaña, Orsi prometió que duplicaría el crecimiento anual de la economía del 1,0 % al 2,0 %, y reduciría la pobreza que hoy alcanza al 9,1 % de la población, lo que equivale a 350.000 personas.
También apostó a bajar la edad mínima para jubilarse a 60 años, desarticular 50 bandas de narcotráfico, no subir impuestos y destinar el 6,0 % del Producto Interno Bruto (PIB) a educación y el 1,0 % a ciencia.
En el plano internacional, los vaticinios destacan que Orsi puede transformarse en una especie de «mediador» entre los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (izquierda); y Argentina, Javier Milei (ultraderecha), sobre todo en los debates al interior del Mercosur.
En Mercosur es donde se espera uno de los cambios más radicales en política exterior, ya que Lacalle Pou siempre apuntó a «independizarse» del bloque y promover acuerdos bilaterales por su cuenta con otros países, lo que generó fuertes tensiones con Brasil. Orsi, en cambio, fiel a sus posiciones de izquierda, quiere reforzar el bloque porque cree en la unidad latinoamericana.
En un artículo, Daniel Supervielle, Director de Comunicación Estratégica del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Uruguay), descartó sobresaltos políticos para Orsi, al recordar que este ha sido el país más estable de la región en las últimas décadas.
Por ello, agregó, los desafíos del nuevo Gobierno en realidad pasan por otras cuestiones sociales, por ejemplo, el acelerado envejecimiento de una población que tiene una expectativa de vida de 78,3 años, mientras que la drástica baja de natalidad ha provocado que la tasa anual de crecimiento demográfico sea de apenas el 0,2 %.
Otra preocupación constante desde que Orsi ganó las elecciones es la manera en que lidiará con la diversidad al interior del Frente Amplio, ya que agrupa a múltiples organizaciones políticas que abarcan desde comunistas y socialistas hasta socialdemócratas, que durante los gobiernos de Tabaré Vázquez y Mujica se sumieron en disputas de poder.
¿Quién es?
De padre de ascendencia italiana, trabajador rural, y una madre costurera de orígenes españoles, Orsi nació en una humilde localidad del departamento de Canelones, el segundo más poblado después de Montevideo, durante las heladas que sacudieron el país en 1967.
«Yo me crié en la zona de Tierra Campeones y fui hincha de Tierra de Campeones. Las canchas de fútbol de la campaña o del campo eran los lugares de reunión de la familia«, comentó en uno de los videos que publicó en las redes sociales sobre su vida campestre.
La vivienda en la que pasó parte de su infancia era muy precaria. «No tenía luz, y por supuesto, no había televisión. El baño era con taza turca. Conocí el ‘water’ cuando fui a Canelones», apuntó al recordar la mudanza de la familia a la ciudad, donde su padre abrió un almacén en el que el futuro presidente trabajó atendiendo a los clientes.
Orsi está casado con Laura Alonso Pérez, con quien tiene a dos mellizos, Victorio y Lucía, de 12 años, pero suele destacar la influencia que tuvo en su vida su hermana María del Luján.
Antes de dedicarse a la política, Orsi estudió profesorado de Historia y se graduó en 1991. Después dio clases en liceos de distintas ciudades y pueblos del interior del país. Desde joven militó en las bases del FA, un partido históricamente asociado a políticas progresistas y de inclusión social.
En 2005 comenzó su carrera formal al ser designado como secretario general de la intendencia de Canelones. Una década más tarde fue electo intendente y cinco años después logró la reelección, lo que fortaleció su figura como aspirante presidencial y allanó su camino hacia el cargo que, finalmente, comenzará a ocupar a partir de este sábado.
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