A Pleno Sol
Haití sigue a los pies de una guerra civil. Los dominicanos comienzan a inquietarse con los cientos de miles de indocumentados en su territorio. Con esas dos realidades de fondo, los agroindustriales piden que se les asigne una cuota de 250 mil haitianos.
Estos braceros se dedicarían a trabajar en la recolección del guineo, y otras labores agropecuarias. Llama la atención la cantidad solicitada y al mismo tiempo cualquiera se pregunta ¿dónde están los que vienen al país en calidad de ilegales a desempeñar trabajos en la industria de la construcción y la agroindustria?.
Ni pensar que han tomado el camino de vuelta hacia Haití. Vinieron para quedarse en territorio nacional. Ahora, siendo ilegales, piden la nacionalidad para sus hijos. No lo pueden lograr porque la Constitución habla claro sobre este aspecto.
Las autoridades deben tomar control de la situación de los indocumentados. ¿Dónde Están?.¿A qué se dedican?. La respuesta tiene que ser dada por las autoridades correspondientes. Sencillamente uno no se lo puede imaginar.
El cultivo del banano o el guineo es básico dentro de la agroindustria nacional, el gobierno y todos los sectores le deben dar un apoyo militante. Cubren el consumo local y son cotizados los envíos al extranjero. Pero tiene problemas con la mano de obra para seguir adelante.
Una primera solución que recomendaríamos es que se le mejoren las condiciones de trabajo al bracero dominicano. Desde hace años los dominicanos abandonaron la agricultura, porque no ven perspectivas de mejoría, y las condiciones de trabajo son de semi-esclavitud.
Si se mejoren las condiciones de trabajo para los dominicanos estos no tendrán que ausentarse a los barrios marginados de las ciudades, ni tampoco la juventud perdida entraría a formar parte de los cuadros de la delincuencia.
Los barrios marginados de las grandes ciudades, Santiago, el Gran Santo Domingo, se forman de esa legión de otro tipo de migrante, y son los que buscan mejores condiciones de vida y salen a las calles a búscaselas.
Caldo de atracción y cultivo para una masa amorfa, sin futuro, sin presente, y que en el pasado vieron a sus padres y abuelos languidecer en predios agrícolas, fueran propios por medio de la refoma agraria, o como ajusteros.
Si se mejoran las condiciones de vida en el campo dominicano, se dará un paso trascendental en la lucha contra el robo, la violencia, los atracos. La marginalidad en el campo, tiene un sabor distinto a los centros de miseria que se forman a orilla de los ríos.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).