Nadie tiene la facultad de predecir el futuro. Quizás algunos «estudiados» en ciencias exotéricas y demás menjurjes hayan logrado «traspasar», un poco, y mirar, por alguna hendija, «esa otra dimensión» donde se fabrican los sueños… Que soñaremos…
Delatar el destino podría ser «una ventaja» para aquellos ansiosos por saber. ¿Qué me pasará mañana? Es por eso que mucha gente anda consultando a «hechiceros» que «juran» tener «las llaves» que nos abrirán las puertas a nuestro porvenir…
Una de las ambiciones más comunes, que todos tenemos, es la de abrigar riquezas, ya que está «harto demostrado», que «se vive mejor». Bueno, «habemos» los que hemos aprendido «a respetar» al universo y hemos «aceptado» a no joder mucho con lo que se nos tiene asignado…
Es decir, luchamos por el bienestar, pero también «disfrutamos» del «no bienestar»; todo es cuestión de la aptitud con la que asumamos «los imprevistos del futuro».
Intentar prevenir lo que desconocemos, como que es «un asunto», algo estéril y vano. Una perdida de momentos en tratar de definir «la abstracción del tiempo».
Si la vida fuera «predecible», digamos que todo lo que usted «vivirá» lo sabe de antemano, ¿no les parece que sería más tortuoso que al estado actual en el que estamos de no saberlo?
El brujo o «adivino» no podrá decirle que usted dejara de existir tal día y a tal hora. Tampoco le dará nunca los números de la lotería, pero sí le dirá que lo están «embrujando», que «alguien» le quiere hacer esto o lo otro…
También le dirá que tiene un negocio próximo, un viaje, una amante, un príncipe y vente mil cosas, que a usted, irremediablemente, les tocaran, tarde o temprano, porque la vida es un guion muy parecido para todos.
Nos enamoramos, nos embarcamos, nos equivocamos, acertamos, brincamos, pataleamos y un sinnúmero de «actividades» que nos indican «que estamos vivos» y que «todo eso» se hace en esta dimensión terrenal, donde las particularidades «son esas».
Si usted no reúne un alto porcentaje de las ya nombradas, debería de revisarse porque «tal vez» está en la dimensión equivocada, o las «herramientas alucinógenas» que acostumbra a usar le han dejado fuera de «esta realidad».
Lo peor que nos pudiera suceder es intentar salirnos de este mundo, antes de tiempo, a través de «las medicinas oficiales» o de las que nos venden en las calles y que, ambas, están dotadas de químicos que alteran la consciencia y nos producen altos niveles de serotoninas y dopaminas, que nos conducen «al amor» y a la «libertad y valor de «ser», lo que no hemos aprendido a ser sin necesidades artificiales».
Lo que pasara, seguirá siendo un misterio, como lo es la propia vida y la inevitable muerte. No sabemos qué sucederá en el próximo minuto, mucho menos en el día o el acontecer del año en curso.
No hay forma de escapar, así seamos los mejores «equilibristas» de la cuerda floja o tengamos los recursos para pagar… Lo inevitable. Sucederá, de todas maneras, el bien y el mal, así que «forrémonos» de vida ante la vida y de muerte ante la muerte.
Es tanto lo que ha pasado, lo que pasa y pasará, que nada debería de asombrarnos. Una dimensión «tan predecible», que solo los embaucadores del futuro parecen darse cuenta de la incredulidad humana.
Una taza de café, unas cartas marcadas, unas velas, unos santos, un tabaco y toda una eternidad de «yerbas» de nombres raros nos señalan «las desavenencias y fortunas» que nos esperan en el futuro… ¡Salud! Mínimo Pasanero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).