Por Rafael Méndez
Las potencialidades del ex presidente Leonel Fernández de imponerse en los comicios del 2024 va a significar un importante impulso a la consolidación del progresismo en la República Dominicana y en América Latina.
Para toda persona de sentimiento progresista y de izquierda, entre quienes me incluyo, nos duele profundamente la atomización y nula incidencia en la diversidad de sectores sociales, así como su total ausencia en el debate y las propuestas sobre la problemática nacional y muchos menos sobre el curso que lleva un mundo que transita hacia nuevos estadios.
Y no puede ser menos que calificar de vergonzosa e irresponsable dispersión, y falta de incidencia que cada día se acentúa más, en términos de decenas de grupos que algunos contabilizan en más de 70 organizaciones que parecería llegar al extremo, y no exageramos, de agotar la nomenclatura que sugieren que la nueva entidad es de tendencia progresista y de izquierda, al adoptar una denominación que infiere pertenecer a la constelación que abruma el espectro nacional.
Y esa realidad que de manera vergonzosa se les estruja en la cara, parece que ni se dan cuenta, ni mucho menos se dan por aludidos, ni mucho menos les preocupa, a pesar de ser asiduos participantes de los foros de la izquierda regional donde al final de cada evento, con su voto, se aprueba una resolución llamando a las izquierdas nacionales a buscar avenencias en los puntos que les une, y así empujar hacia una seria articulación que convoque a una buena parte de la población.
Leonel deberá asumir el reto
Las potencialidades del ex presidente Leonel Fernández de imponerse en los comicios del 2024 va a significar un importante impulso a la consolidación del progresismo en la República Dominicana y América Latina, lo que vendrá a fortalecer la tendencia que se verifica en la presente coyuntura regional con sucesivas y potenciales victorias electorales.
Ese augurio está sostenido por el crecimiento en las preferencias electorales alcanzada por el ex presidente Fernández, y que se pone de manifiesto con la fluidas relaciones que el líder de la Fuerza del Pueblo ha consolidado con el liderazgo progresista y de izquierda de América Latina y el Caribe, como es el caso del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el ex presidente Rafael Correa y los integrantes del Grupo de Puebla, por sólo referir algunos casos.
El exmandatario es compromisario de las resoluciones llamadas a renovar la agenda progresista para encaminarla a un modelo solidario de desarrollo, sin perder de vista la desigualdad social, la creación de valor, la construcción de ciudadanía y la transición ecológica en un mundo amenazado por la crisis climática.
Como preludio de lo que se proyecta como una realidad incontrastable en la que se debe ver la República Dominicana, está el afianzamiento y ampliación del Grupo BRISC (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), que tiende a consolidarse con la casi segura integración de Argentina y Arabia Saudí, en medio de una coyuntura que se inclina favorable al multilateralismo, en camino hacia un nuevo orden internacional, hegemonizado por los citados países, que representan más de la mitad de la población mundial, y más de un 50 por ciento del Producto Interno Bruto Mundial.
El caso Leonel Fernández como un necesario y urgente pivote de compromiso, aliento y consolidación del progresismo latinoamericano y caribeño, y también porque se trata de uno de los políticos mejor formado en esta parte del mundo, sus grandes dotes de intelectualidad, capacidad expositiva y liderazgo en ascenso en su país y la regional, como lo resaltó recientemente el escritor español Pedro Baños.
Cabe recordar, además, que luego de concluir una exposición en el país ibérico, el rector de una universidad, sorprendido por una brillante exposición del ex presidente Fernández, exclamó que su erudición alcanza para darles clase a muchos líderes políticos europeos.
(El autor es periodista y exdiputado residente en República Dominicana).
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