Por Rafael Méndez
La Fuerza del Pueblo ha logrado en un tiempo récord, lo que podría calificarse como un hecho trascendental, nunca alcanzado en tan corto tiempo por ninguna organización política, el que se le reconozca como una de las tres principales formaciones políticas, en lo que están contestes todos los sectores políticos, sociales, empresariales y de opinión del país.
Pero tampoco nadie duda, absolutamente nadie, que el ex presidente Leonel Fernández se ha colocado como el indiscutible líder de la oposición, sostenido en la Fuerza del Pueblo, un partido que en poco tiempo ha logrado una implantación orgánica en todos los rincones de la República Dominicana, al tiempo de colocarse como la organización política imbatible en el segmento electoral que representa la diáspora dominicana.
Como datos ilustrativos, como incontrastables estadísticas, la FP cuenta con más 70 mil direcciones de base, más de dos mil direcciones media, direcciones provinciales y de circunscripción en todas las demarcaciones territoriales del país, de los Estados Unidos, Europa, el Caribe, Centro y Sur América.
Toda esa estructura organizacional está dirigida y orientada por una dinámica dirección política, una dirección central estructurada por secretarías especializadas que focalizan su accionar en la investigación que les sirve de base para hacer denuncias responsables, acompañadas de alternativas de solución sobre la problemática que afectan a los distintos sectores de la sociedad.
Primer tramo: Manejo prudente de la crisis sanitaria
Sectores de oposición, y muchos de sus seguidores, no entendieron la línea de «manejo prudente, de oposición responsable», que asumió el ex presidente Fernández en medio de la crisis sanitaria, pero el líder de la Fuerza del pueblo hizo caso omiso a quienes veían que la posición asumida era colaboracionista y contemplativa con el gobierno.
Sin embargo, interiorizó que su responsabilidad como líder le obligaba a «colocarse en el justo medio donde el momento histórico le había convocado», con planteamiento de solución, y siempre apostando a la gobernabilidad, con plena consciencia de que «es precisamente en medio de las crisis cuando los ciudadanos miran con expectativas inusitadas hacia los líderes políticos», los que están en el gobierno y los que están en la oposición como recomiendan los estrategas.
Fernández entendió que no podía escurrir el bulto, y que el fuego de la pradera que había incendiado la pandemia del Covid-19, era un tremendo desafío para el liderazgo político, por lo que, en su caso particular, «tenía el deber de enfrentar el fuego y demostrar su capacidad, nivel de preparación y manejo asertivo, colocándose en el justo medio donde el momento histórico le había convocado».
Y es cuando el ex mandatario pone de manifiesto, su responsabilidad y sus grandes dotes de líder y de estadista cuando advierte que «estamos viviendo una situación sin precedentes en la historia de la República Dominicana, es una crisis sanitaria, es una crisis económica, es una crisis social, y para resolver esa crisis tiene que contar con la unidad del pueblo dominicano.
Como lo consigna el ex presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, en su libro «Lideres», el presidente de la Fuerza del Pueblo actuó en consecuencia al interiorizar que «los líderes tienen que ser capaces de ver por encima de lo mundano y más allá de lo inmediato. Necesitan tener una visión comparable a la que se obtiene desde lo alto de una montaña».
Segundo Tramo: razón, ventaja y sin exceso
Cuando se hace evidente que el país se encamina hacia un nuevo escenario que significaba el tránsito hacia una situación económica, social y sanitaria de notable superación, en comparación con la gravedad de la situación anterior, el ex presidente Fernández, actuando siempre acorde con lo que aconseja el momento, comenzó a modificar moderadamente la línea de oposición que había seguido durante el primer año de gobierno.
Y es cuando llama la atención de todos los sectores de la sociedad, y advierte que «en la actual gestión gubernamental se observa mucha improvisación y muchas ofertas y pocas obras concretas, mucha improvisación, muchas ofertas y pocas obras concretas».
Tercer tramo: Leonel, Líder de la oposición
Llegado a este momento, en el umbral del inicio formal de la campaña electoral, en que cada día la Fuerza del Pueblo va sumando distintos sectores de la vida nacional que ven esa organización política como la única y última esperanza para sacar el país adelante y volver a comer barato».
Todo el mundo reconoce en este país que el doctor Fernández es un político experimentado, un intelectual y un gran comunicador, sobradamente sabedor de que «existe, sin duda, un hilo invisible entre las palabras y la movilización de las conciencias que puede originar pequeños o grandes cambios», lo que le ha merecido el reconocimiento como indiscutible líder de la oposición.
El ex mandatario se manejó con sobrada inteligencia durante la crisis sanitaria provocada por el Covid 19, por lo que los sectores más sensatos de la sociedad admitieron la certeza de su accionar, al actuar firmemente convencido de que «en política, las palabras son hechos, que tienen su propia densidad física y sus efectos pueden ser beneficiosos o catastróficos», tal como advierte el político y escritor español Nicolás Sartorius en su libro «Manipulación del Lenguaje».
«A lo largo de la historia, las palabras habladas o escritas han provocado o impulsado guerras, matanzas, levantamientos o quiebras, pero también los hechos más positivos y las expresiones más extraordinarias de la mente humana. No es verdad, por tanto, que como se dice vulgarmente, que «las palabras se las lleva el viento». Muy al contrario, son como rocas o piedras que pueden probar auténticos aludes o sostener sólidas arquitecturas políticas».
(El autor es periodista y exdiputado, residente en República Dominicana).
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