A Pleno Sol
El patrimonio del Estado debe ser innegociable. Las empresas del pueblo no pueden caer en las manos privadas. Bajo ninguna circunstancia la propiedad colectiva se debe entregar en forma graciosa a un empresariado voraz, que desea captarlo todo para su provecho personal.
La privatización de las empresas del Estado fue un abuso. No importa el gobierno que llevara a cabo la acción: es inaceptable que los bienes del pueblo se entreguen a particulares. Es un capítulo que tiene que ser enterrado en la historia dominicana.
No creo en palabras bonitas de economista como el fideicomiso, porque en verdad se está dando maquillaje a lo que es la privatización. Donde el capital privado entra con mayoría de acciones, se privatiza la empresa. Si toma el control y la administración, ese bien deja de ser del pueblo.
Por siempre se ha vendido la idea de que el Estado es un mal administrador. Podría ser, pero peor es la medicina de entregarle bienes millonarios a los grupos privados. El Estado siempre ha administrado en anarquía, porque no le interesa el desarrollo de esas empresas, sino utilizarlas como granero para dar empleos a los vagos del partidismo.
A las empresas que posee el Estado hay que sanearlas y administrarlas bien, y sacar de allí a los cargos innecesarios, y los nombramientos amparados en una tarjeta de un líder de ocasión. En la tarea de higienización y pulcritud que hay que desarrollar, se tiene que tener en cuenta que no se trata de la propiedad de un partido político y sus militantes, sino que es un servicio o un negocio del pueblo.
En la mayoría de las empresas que tenía el Estado, remanentes de las propiedades de Trujillo, la hoja de vida profesional o técnica que se exigía y exige a los solicitantes de empleo era y es el carnet del partido oficial y una carta de su jefe político. ¡Así todas tenían que quebrar!.
El presidente Luis Abinader promete ahora que mientras sea presidente las empresas del Estado no van a ser privatizadas, y señala específicamente a Punta Catalina. Es un mensaje contundente que debe ser visto con atención por todos los dominicanos. Punta Catalina debe permanecer en manos del Estado.
El caso de Punta Catalina debe quedar cerrado. Es difícil y casi imposible pensar que los grupos económicos se van a quedar de brazos cruzados. En un tiemplo corto presentarán otras opciones en su búsqueda de controlar a Punta Catalina. Le corresponde al gobierno no doblar el brazo y cambiar de posición. A defender las propiedades del pueblo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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