Luego del triunfo del perremeísmo en las pasadas elecciones, a lo que yo, muy personalmente denomino como la derrota a la embriaguez del poder de un PLD sectorial entorno al ex presidente Danilo Medina; se han suscitado variaciones radicales de 360 grados en los diferentes litorales políticos de nuestro país.
En la ruta hacia las próximas contiendas electorales, tanto municipal como congresual y presidencial, surgen una serie de actores políticos de una estirpe diferente a los «comunes», a los que acostumbran a lidiar con las intríngulis partidarias, sociales y comunitarias del arraigo llano. Estos actores, en su mayoría, entes del empresariado, personalidades de los medios, influencers, artistas y políticos de la nueva generación.
Sirvió de ensayo, la conformación de boletas estructuradas con candidatos de muy poca data política; que, para motorizar la campaña en medio de la pandemia, contrarrestar el uso magnificado del poder central y para enrostrar figuras nuevas con supuestos ideales diferentes, se les inmiscuyera y a la larga salieran gananciosos.
Ahora, esto ha desatado una euforia de querer, aparte de ser empresario, adinerado, personalidad de los medios o las redes; también, ser parte del poder. Lo que, de una forma directa e indirecta le da versatilidad al gran catálogo de actores políticos de cara al 2024.
A la vez, se convierte en un reto para que los políticos de carrera, evolucionen, se transformen y reorienten su accionar previo a la conformación de las diferentes boletas en toda la demarcación nacional.
Y es que a pesar de las aun en transmisión de prueba ley de partido y ley electoral; la Constitución le permite a cada dominicano ser parte activa de la política en sus diferentes niveles, so pena de los casos que las propias leyes los excluyen. Esto es versatilidad, quizás obligada; quizás fingida; pero, sin dudas veremos rostros esperanzadores, personajes pintorescos, activistas sociales, figuras de las redes y pocos cuadros políticos en las casillas eleccionarias de cada partido.
Que la versatilidad no arrope las estructuras partidarias quedara en manos de los líderes provinciales y nacionales, al resguardar el liderazgo político de sus nichos, con innovaciones, inclusiones y actualizaciones, para hacerlos competitivos y creíbles.
(El autor es un politólogo, mercadólogo y desarrollador tecnológico).
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