A Pleno Sol
La historia siempre la escriben los vencedores. Es un instrumento que con el correr del tiempo se desdibuja. Los cobardes pasan a ser héroes y los villanos se convierten en paladines. Los culpables, se ponen ropajes de santos, y a demonios se les encapsula la capucha de íntegros.
La historia la generan hombres de carne y hueso, que son movidos por sus coyunturas personales y generacionales. A cada paso se cometen errores y barbaries, y el triunfo o el fracaso es un paso condicionado por las circunstancias. El crimen de lesa humanidad se disfraza de defensa de la democracia.
La historia dominicana se ha escrito a golpe de efectos personales. Los historiadores de hoy tienen miedo de analizar la Era de Trujillo. Cobardía intelectual y escabullir responsabilidades propias de un evaluador de la marcha de los tiempos. Es más fácil presentar a Trujillo como un dictador sangriento, como lo era, que ir a su origen y conformación de su régimen.
Trujillo fue producto de las circunstancias de un país dividido, sometido a una intervención militar, con una masa rural predominante, donde casi todos eran analfabetos. Para el 1930 la potencia mandante no le interesaba el florecimiento de la democracia, sino el gendarme de sable en mano que le garantizara sus intereses.
Trujillo encarnó esa encomienda y fue enquistado hacia el poder, con el apoyo de una parte sensible de la población, que prefería vender sus libertades, buscando el orden y el mendrugo de pan. El devenir de la historia dominicana está enhebrado en base a la sangre derramada por los dictadores de turno.
A lo largo de nuestra historia, la democracia ha sido solamente la visión de idealistas como Juan Pablo Duarte, aplastados por la furia incontenible de la brutalidad de los hombres de arma, o la sonrisa fatua de los déspotas ilustrados. Pero siempre el pueblo ha mantenido abierta su lucha para lograr la libertad, la independencia y el respeto a los derechos humanos.
Hoy más que nunca es una necesidad la conformación de una comisión consultiva, investigadora y sancionadora de la verdad histórica. Prueba al canto es la polémica sobre la llegada a la Academia Dominicana de la Historia de Ramiro Matos González, general retirado e historiador militar.
Es necesario profundizar en la guerrilla del 14 de Junio y poner toda la verdad sobre la mesa. Sólo una investigación profunda e independiente podrá demostrar culpabilidad o inocencia de Matos González en la Muerte de Manolo y sus compañeros. ¡Ay!, se me acabó la tinta..
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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