El Partido Revolucionario Moderno tiende a convertirse en un hervidero de tormentos. La intranquilidad se ha esparcido como mala yerba. Con justa razón dirigentes y militantes reclaman colocación en la administración pública para colaborar con el Gobierno que contribuyeron a instalar y que desean desempeñe el rol que espera la sociedad.
Algunos dirigentes, es cierto, apartados de la prudencia, asumen actitudes levantiscas frente a nombramientos de personal en sus demarcaciones que no han resultado de su agrado. Esos comportamientos contradicen los reclamos de las mayorías perremeístas y resultan hostiles a su propio Gobierno.
Y así no se conduce un servidor público.
Es una visible contradicción que junto a los reclamos de trabajo que escenifica la membrecía, líderes provinciales del PRM (Monte Plata, Monseñor Nouel, La Altagracia…) se ocupan de crear ruidos que erosionan la imagen del Gobierno.
Sorprende y apena que en estos actos intervengan alcaldes, legisladores y presidentes del partido de Gobierno.
Los reclamos de trabajo crispan los ánimos, sobre todo por la lentitud del proceso de colocación. Los peledeístas se aferran a los puestos y algunos funcionarios se muestran con ellos indulgentes en extremo.
Los del PLD se burlan de los que buscan empleos y hasta osan restarles méritos para ocupar funciones públicas. De fuera vendrán…
El trámite de nombramientos en las instituciones encuentra un considerable escollo en un engendro peledeísta llamado “Gabinete ministerial”, ahí un funcionario de nivel impreciso en la estructura del Estado, trata la documentación, como a los compañeros, con absoluta displicencia. Encuentran periquitos a todo.
Como si fuera insuficiente el atraso que genera el célebre “gabinete”, ahí está ese sólido valladar llamado Ministerio de Administración Pública (MAP). Lo creó el Partido de Liberación Dominicana, pero no constituyó obstáculo para que sus funcionarios nombraran, espléndidamente pagados, a hijos, sobrinos, megadivas, amantes, holgazanes y prosélitos.
Los rigores burocráticos del MAP recaen sobre los perremeístas.
A esa superestructura deben llegar las propuestas de designaciones de todas las instituciones del Estado. El MAP devuelve un nombramiento, por ejemplo, porque dice “director” de transportación y debió consignarse “encargado”.
El expediente retorna a su punto de partida. Figúrese.
Es una trampa dejada por el PLD, el cual pese a la contundente derrota que le infligiera el PRM, pretende dominar las instituciones del Estado, no solo ocupando los puestos, para lo cual apresuró el ingreso a la carrera administrativa de sus miembros, sino también a través de estos enredos oficinescos, dejados como trampa.
(El autor es escritor y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
rafaelperaltar@gmail.com
Comentarios sobre post