El precio de la grandeza es la responsabilidad, argumentaba el líder Winston Churchill, esto así, porque, como valor de todo ser humano, la responsabilidad es el compromiso en pro del bienestar personal y colectivo. Lo accionamos al tener sumo cuidado en nuestra cotidianidad, a la hora de tomar decisiones y realizar actividades. Es por eso, que cada día se debe educar para accionar la responsabilidad, como forma de responder a nuestros actos.
Esta cualidad, también implica otros valores y derechos, como la libertad, esta no se consigue si no somos responsables. Asimismo, alude a las competencias que posee cada persona responsable, al cumplir obligaciones diligentemente, tomar decisiones correctas y tener claros sus objetivos. Por eso, se fomenta asumiendo a conciencia y realizando tareas fundamentales, en nuestro día a día, con las cuales fortalecemos nuestra imagen personal, aseguramos reconocimiento positivo y estima ante nuestros semejantes.
En el ámbito de nuestras instituciones, organizaciones y empresas, no es distinto. La responsabilidad social fomenta la buena reputación, con la cual se obtienen inmensas oportunidades. A decir del Centro Mexicano para la Filantropía, ella se convierte en: «el compromiso consciente y adecuado de cumplir integralmente con los objetivos de nuestras empresas, tanto en lo interno como en lo externo, considerando las expectativas económicas, sociales y ambientales de todos sus participantes, demostrando respeto por la gente, los valores éticos, la comunidad y el medio ambiente, contribuyendo así a la construcción del bien común».
Mediante ella, se gestionan servicios, oportunidades comerciales, mercados; los negocios tomando en cuenta el impacto que todas las actividades generan sobre los clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y la sociedad en general. Por eso, se debe cumplir de forma imperativa la legislación nacional e internacional en el ámbito social, laboral, medioambiental y de derechos humanos, para mejorar la calidad de vida de los-as empleados-as.
La responsabilidad social, parafraseando el Observatorio del Inversor, está cimentada en compromisos éticos y se exteriorizan actividades sociales, medioambientales y económicas, para auxiliar a grupos de interés y territorios vulnerables; para satisfacer necesidades. Para paliar desigualdades fruto de la globalización, como la privatización de los servicios básicos, verbigracia la salud, seguridad social y la educación.
La Responsabilidad Social es esencial para establecer alianzas comerciales con el Estado, socios, comunidades locales y organizaciones de la sociedad civil; de conexión con la población. Es uno de los principales objetivos estratégicos de las instituciones, organizaciones y empresas: poseer una imagen socialmente responsable; logro que alcanza al auxiliarse de herramientas como la publicidad y la tecnología, con ella los portales y redes sociales, entre otras.
Se desarrolla mediante política de responsabilidad social corporativa, compuesta por estrategias y actividades sociales, para aumentar ganancias, desarrollo; acceder a inversiones socialmente responsables y éticas, como la protección del medio ambiente. De igual forma, para fortalecer el valor de la marca, mejorar la reputación de la institución; desarrollar nuevas áreas de negocio; dominar nuevos públicos de mercado; reducir las quejas y garantizar una gestión eficaz en cuanto a riesgos futuros.
Esta es de dos tipos, como nuestros planes estratégicos y tipo de comunicación; como ya advertimos en anteriores artículos: de interés externos o internos. Esta última, es la responsabilidad que en la institución se evidencia en las inversiones y actividades sociales que se dirigen hacia los colaboradores, la membresía laboral, así como, a segmentos o grupos de interés dentro de los mismos empleados.
El propósito de esta es garantizar condiciones de trabajo seguras: salud y seguridad; salarios estables y dignos; facilitar seguro médico y social a los empleados y sus familias; aplicar programas de educación, formación y mejora de habilidades, entre otras acciones.
A nivel externo se beneficia a clientes, proveedores, el propio Estado, las comunidades y toda la sociedad. Pero, ambas deben integrarse para ofrecer un servicio más eficiente y así alcanzar los objetivos propios corporativos, que se evalúan mediante las acciones de comunicación y Relaciones Públicas ejecutadas, y de acuerdo a la realidad del entorno social impactado, a lo interno de la organización. La marca y su implicación social; acciones responsables; deber cívico; protección de los intereses colectivos.
Algunos autores las catalogan como: corporativa o empresarial; ambientales, en interés de reducir la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso sostenible de los recursos naturales. Gubernamental, cuando el gobierno asegura y promueve iniciativas en beneficio de la población durante su gestión. Universitaria, para difundir e implementar principios, valores generales y específicos orientados a potenciar los desafíos educativos y sociales en la gestión, docencia, investigación y extensión.
Así como, individual, como forma de que las personas se vuelvan más responsables en sus acciones que afectan a las comunidades. Algunas iniciativas de responsabilidad social corporativa, las donaciones caritativas y esfuerzos de voluntariado; cambios en las políticas de la empresa para mejorar o beneficiar el medio ambiente; mejorar las políticas.
La responsabilidad social como valor, implica también, rendición de cuentas y transparencia, con ello, propicia el éxito a largo plazo de las organizaciones: se obtienen ganancias, al tiempo que se cuida a las personas y al planeta. En la próxima entrega, analizaremos el plan de responsabilidad social.
Hasta la próxima entrega.
santosemili@gmail.com
(La autora es abogada y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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