Es injustificable que continúen los pleitos entre el ministerio de Salud Pública y el Colegio Médica Dominicano. Deben ser las dos instituciones que lleven a cabo toda la tarea central para hacer frente al coronavirus, pero no hay concertación entre ellos.
Hay que fumar la pipa de la paz entre el oficialismo y los médicos colegiados. Sin esa unidad no se podrá conseguir la fuerza de los profesionales de la salud, para cumplir con sus obligaciones.
Los pleitos entre el ministerio y el presidente del CMD, Waldo Ariel Suero, son de viejo, por lo que bien se le puede echar agua al vino por un par de meses y ponerse todos a trabajar mano a mano.
Si todos los médicos activos están afiliados al CMD, es lógico pensar que no se podrá lograr la integración plena de estos a enfrentar el coronavirus, si cada cual está en parcelas distintas y partidas.
Se impone el deber nacional y que se dé un encuentro entre el ministro de Salud y Ariel Suero. Que dejen a un lado resquemores, malos ratos, prepotencias y denuncias, y comiencen a pensar en el país.
Cuando esto termine, que se vuelva a las luchas gremiales, a los paros, a las marchas, a lo que sea, pero ahora se trata de salvar vidas, de tener el don de la concertación y del trabajo comunitario.
A Salud Pública le vamos a hacer una sugerencia. Hay que buscar la forma en que las mascarillas lleguen a las farmacias y los supermercados. No se encuentran en la mayoría de los establecimientos, y las personas o no las usan, o las fabrican ellos mismos.
Salud Pública recomienda que se salga a las calles con mascarillas y guantes, pero el tapaboca no hay donde comprarlo, y mucho menos es donado en forma masiva. Por lo pronto hay que garantizar su existencia en las farmacias y los supermercados.
Particularmente he buscado mascarillas en más de quince farmacias y seis supermercados y en ninguno he encontrado. Por fin, algún amigo me consiguió un par de mascarillas y un par de guantes. Como esto va para lejos, temo que voy a quedar desprotegido.
Se tiene que buscar la solución en dos frentes. Conseguir mascarillas para ser donadas a familias que no la pueden comprar, pero en los de clase media, que vayan a la farmacia y al supermercado. Eso sí, que no se venda a precios de especulación.
No creo que un pañuelo doblado en dos pueda dar la suficiente protección contra este virus. Hay que tener a mano un producto mejor confeccionado. Además, se prohibió la venta en las calles de mascarillas que no reúnen requisitos de calidad.
Por lo pronto, que llegue la pipa de la paz para que sea fumada por el ministro de Salud Pública y el presidente del Colegio Médico Dominicano. Un gesto necesario por la salud del pueblo dominicano. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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