A Pleno Sol
La apertura comercial y social debe estar supedita al interés colectivo, en medio de esta pandemia, no se pueden tomar decisiones individuales. La colectividad manda. El derecho a la vida debe primar.
Hay que lidiar con intereses variados y contrapuestas formas de ver el diario vivir. Todavía en medio de un barco que naufraga, hay personas que solo piensa en su bienestar y se le importa el prójimo. De ahí, que tiene que haber concertación y unidad de criterios, para imponer lo que beneficia a la mayoría.
Mientras más se de la apertura, mayor posibilidad de contagio colectivo habrá. No hay que buscar excusas sobre reuniones y citas programadas por internet. Hay que establecer estrictos controles para lograr una mayor prevención del virus.
En ocasiones al gobierno que salió y al presente los empresarios le han doblado el pulso en el proceso de apertura. Quieren a la gente en las calles, en los negocios, en los supermercados, para que fluyan su nivel de ventas y servicios.
Hay que armonizar el peligro de una gran reapertura para masificar el comercio y la industria, y las prescripciones sanitarias. Ahora mismo se tiene que ir pensando que el toque de queda tendrá que ser ampliado y hasta disponer el aislamiento y cierre de ciudades.
Cada quien y cada cual puede aportar sus ideas. El médico, el jurista, el hombre de la calle. La vacunación debe ser obligatoria y la apertura tiene que ser controlada. Pero en una situación de obligatoriedad en la aplicación de la vacuna, no debe darse la represión.
Se pueden establecer parámetros de que para realizar determinadas actividades hay que estar vacunado. Sacar el pasaporte, la cédula, la licencia, ir de vacaciones a hoteles de playa y hasta cambiar un cheque.
Cierto que se podría estar violando aspectos constitucionales al obligar a una persona a vacunarse. Se tiene que tomar en cuenta que puede haber de por medio creencias religiosas, filosóficas o sencillamente una negativa individual. En una situación de emergencia se puede aplicar el mismo articulado del toque de queda. El bienestar colectivo manda.
Hay dominicanos que tienen que presentar una mayor muestra de civismo. No es posible que se viole el toque de queda para ofrecer una fiesta, o para pasear por las principales avenidas. Las autoridades también han sido flojas, con manos de seda, para lograr la implementación del toque de queda.
Es hora de reflexionar, y que se comprenda que estamos en un momento difícil, donde todos nos jugamos la vida. Los hospitales se encuentran a su máximo nivel de ocupación, y los enfermos duermen en camillas por falta de camas. Para esta pandemia la humanidad no ha tenido respuesta, por lo que los dominicanos tenemos que actuar con cabeza fría y respeto a las disposiciones sanitarias. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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