Gracias al Dr. Guillermo Moreno, en el año 1996, siendo fiscal del distrito nacional, se reabrió el caso del miserable asesinato del periodista Orlando Martínez.
Cuatro ex militares fueron juzgados por este hecho ocurrido un 17 de marzo del 1975 bajo la dictadura de Joaquín Balaguer.
Este presidente, impuesto a los dominicanos por los norteamericanos en el 1966, tuvo la desfachatez de escribir sus memorias (1989) de cuándo fue un cortesano de su mentor, Trujillo, 1930-1961.
En este libro, tuvo la audacia de dejar una página en blanco con el fin de que «alguien» una vez el estuviera muerto y libre de escarnio, escribiera ¿qué paso realmente con el asesinato de Orlando Martínez?.
Las actuales generaciones de dominicanos, muy enfrascados en el hip hop urbano, no tienen la menor idea de que tuvimos una época en la que otros jóvenes brillantes, como Orlando, Amaury o Amín Abel, fueron masacrados en nombre de esa libertad de la que hoy gozan.
Ni siquiera se pueden imaginar que, antes, se mataba por el simple hecho de pensar…y expresarlo.
Todos de alguna manera solemos comentar en nuestro día a día las cosas que nos molestan de los que estén en la dirección de gobierno.
Pero serian pocos los capaces de hacerlo a sabiendas de que «esos», que allí están, son individuos dispuestos a desaparecernos si nos pasamos…de la raya.
Muy pocos se recuerdan de esa época truculenta de los 70s en donde se torturaba, se lanzaban al mar, desde helicópteros gringos, a jóvenes amarrados y se fusilaba sin juicio por el acto de pensar diferente.
Toda la América morena fue asediada por el imperio del norte, colocando dictadores criminales capaces de mantener…a raya a aquellos que estaban despiertos ante el hurto y el abuso gringo.
La página en blanco del cobarde doctor, no solo está en santo domingo, no solo hay que llenarla aquí a empuje de un hombre dispuesto como el Dr. Moreno, sino que por todas partes donde fue regada esa sangre gloriosa.
Orlando Martínez, fue un pensador locuaz y brillante. Sus artículos periodísticos brindaban luz intentando opacar la oscuridad que aun hoy brilla por su presencia.
La ignorancia es el opio de los pueblos. Imponer la ignorancia y promoverla es un asunto que solo conviene a quienes buscan enriquecerse bajo el engaño y la fuerza.
Acudirán a cualquier pretexto y te acusarán de ser lo peor para granjearse el favor popular.
Elon Musk, anda empecinado en fundar una ciudad en el planeta Marte. No se imaginó jamás Orlando que aquel último artículo que escribió, y que se presume colmó el vaso de sus asesinos, al pedirles que se montaran en un cohete y se largaran para la luna, no sería suficiente ya que hasta Marte es corta la distancia.
Tampoco se imaginó que cortándole la cabeza a la serpiente no bastaría para evitar ver surgir a otra mayor como dice el poeta Rodríguez.
El tiempo ha demostrado que el olvido si existe, que seremos páginas en blanco olvidadas, con suerte, en algún cementerio y otras menos afortunadas confundidas entre las arenas de cualquier playa…pisoteadas indiferentes.
La memoria que queda Orlando, es la de niños como yo que a los 12 años lloramos tu muerte y la lloramos no porque te conocíamos, sino porque aquella noche vimos el horror en las caras de nuestros padres.
Pocos saben de esos tiempos, en los que pensar estaba prohibido, donde el susurro de una voz apagada indicaba el peligro afuera montado en un cepillito alemán.
Hoy todos duermen tranquilos Orlando, pocos saben que en parte te lo debemos a ti, y a Fernández Domínguez y a Tavares Justo…y a tantos…olvidados también.
La página sigue en blanco, quizás el portador de la misma también haya muerto o adolezca del mismo estupor del autor. No lo sabemos, quizás se perdió entre amarillos manuscritos de algún viejo olvidado en cualquier asilo.
Lanzada al basurero de la historia, donde tantos van a parar. Gracias Orlando, tu coraje digno, tu pluma sin precio, tu conciencia limpia es el más hermoso legado por el que hoy, desde mi soledad distante de la patria, brindo por ti y lleno estás páginas blancas de tu amor generoso. ¡salud! máximo caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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