Por Daliana Ocaña
Managua (VOA).- Después de varias semanas de negociación y al cumplirse el plazo otorgado por el Consejo Supremo Electoral para inscribir las alianzas, no se logró la unidad que muchos ansiaban entre los principales bloques opositores en Nicaragua.
A consecuencia, el partido Ciudadanos por la Libertad, miembro de la Alianza Ciudadana, inscribió el miércoles su alianza electoral con el Partido Movimiento Unidad Costeña y sin el Partido Restauración Democrática, que integra el otro gran bloque opositor.
La jornada estuvo marcada por la desacreditación y desmentidos entre ambos bloques, además de la posibilidad fallida de una reunión como último intento para alcanzar el acuerdo que permitiera la alianza electoral.
Oscar Sobalvarro, presidente del Partido Ciudadanos por la Libertad, dijo en una conferencia de prensa que no se concretó el acercamiento que buscaron hasta el último momento.
̈»Queremos dejar constancia ante ustedes los medios de comunicación que estuvimos muy anuentes a recibirlos con su delegación, pero ellos decidieron otra cosa, seguiremos en contacto. Quiero aclarar que el Consejo Supremo Electoral no recibe a las alianzas de los partidos políticos, la comunicación es que teníamos que pedir cita, nos dieron la cita hasta las dos de la tarde y eso es impostergable”, expresó.
La unidad no se concretó por tres puntos clave, el establecimiento de una persona neutra que asuma la representación legal de la Alianza entre ambos partidos, las cuotas de diputados y el proceso de definición de un candidato único.
Saturnino Cerrato, presidente del Partido de Restauración Democrática explicó a la Voz de América que el llamado de Ciudadanos por la Libertad no fue más que un movimiento mediático y que nunca mostraron voluntad de llegar a un acuerdo.
“Este no es un asunto mediático, en ese ambiente no se negocia, no se discuten las cosas, se ven los pro, los contra, las ventajas, las desventajas. Definitivamente se ve que no hay intención de firmar los acuerdos como debe de ser con el PRD”.
De esta manera la oposición nicaragüense irá dividida a las elecciones presidenciales del 7 de noviembre, un proceso decisivo marcado por la crisis social que vive el país desde 2018.
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