Redacción (ONU-PRESS).- Cuatro décadas de guerra, catástrofes naturales recurrentes, pobreza crónica, sequía y la pandemia de COVID-19 han devastado al pueblo de Afganistán. La reciente escalada del conflicto y la agitación resultante no han hecho más que exacerbar las necesidades y complicar aún más un contexto operativo extremadamente difícil.
Ante este dramático escenario, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) solicitó urgentemente este martes 606,2 millones de dólares que servirán para proporcionar asistencia prioritaria a once millones de personas. El monto se destinará a cubrir las carestías de los afganos durante los cuatro últimos meses de 2021.
De esta cantidad, 193 millones de dólares se destinarán a nuevas necesidades y los 413 millones restantes ya estaban presupuestados dentro del del Plan de Respuesta Humanitario de 2021, que asciende a 1,300 millones y cuya financiación solo alcanza actualmente el 39%.
Las tres principales partidas presupuestarias corresponden a seguridad alimentaria y agricultura, con 270 millones de dólares, y la de salud, junto a la de agua, saneamiento e higiene, ascienden a 66 millones cada una.
El portavoz de la Oficina, Jens Laerke, advirtió en rueda de prensa en Ginebra que «los servicios básicos en Afganistán se están colapsando y los alimentos y otras ayudas vitales están a punto de agotarse».
Más del 30 % de afganos sufre inseguridad alimentaria
Con relación al sustento de los afganos, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) alertó sobre la situación crítica que vive el país y que amenaza la temporada invernal de trigo.
«Uno de cada tres afganos sufre inseguridad alimentaria aguda, una situación dramática desde cualquier punto de vista», aseguró desde Islamabad Rein Paulsen, el director de la Oficina de Emergencias y Resiliencia de la FAO.
Paulsen llamó a tomar medidas urgentes ya que probablemente se producirá un «déficit del 25% en la cosecha nacional de trigo de este año».
El experto explicó que la mitad de las calorías diarias ingeridas por el afgano medio depende del trigo y que la mayor parte del cultivo de ese grano se destina a la próxima temporada de invierno, por lo que es necesario garantizar que comience su siembra de inmediato.
“Hay un plazo muy corto para poder abordarlo. Las semillas no pueden esperar. Los agricultores no pueden esperar. Tenemos que hacer todo lo posible para garantizar el apoyo a esos hogares vulnerables», apuntó.
A modo de idea, Paulsen señaló que el 70% de todos los afganos vive en zonas rurales, y que la agricultura proporciona medios de subsistencia al 80% de la población. Advirtió, además, que se necesitan más recursos.
«Necesitamos urgentemente 15 millones de dólares para apoyar lo que estamos haciendo con el trigo, el ganado y otra asistencia», recalcó.
UNICEF ya ha identificado a 300 menores no acompañados
Por su parte, la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, expresó su profunda preocupación por la suerte de los niños no acompañados y separados de sus familias.
«Desde el 14 de agosto, cientos de niños han sido separados de sus familias en el aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul y sus alrededores en medio de condiciones caóticas, incluidas evacuaciones de gran magnitud. Algunos de estos niños fueron evacuados en vuelos a Alemania, Qatar y a otros países”, avisó.
Fore explicó que UNICEF ha conseguido registrar a unos 300 niños pero que ese número crecerá según aumenten las tareas de identificación.
La máxima responsable de UNICEF recordó que “durante los procesos de búsqueda y reunificación, los niños deben recibir un cuidado alternativo seguro y temporal, preferiblemente con miembros de una familia numerosa o en un entorno familiar”, y que su ubicación “en centros de atención institucional debería ser el último recurso y sólo temporal”.
Envío de remesas es crucial para los afganos, advierte la OIM
Ante el hundimiento del sistema financiero afgano, las remesas enviadas por los afganos que viven en el extranjero son más importantes que nunca, afirmó, por otro lado, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El organismo destacó que hay 5,85 millones de afganos que viven fuera de su país de origen y que las remesas que envían “sirven de salvavidas para sus familias y su sistema financiero”, pero alertó de que en la actual situación en que se encuentra Afganistán “las remesas también se encuentran en un estado lamentable”.
Tras la rápida conquista del país por parte de los talibanes, Estados Unidos congeló 7000 millones de dólares de las reservas afganas y el Fondo Monetario Internacional cortó la financiación al país, incluyendo cientos de millones de dólares en Derechos Especiales de Giro, que pueden convertirse en moneda en tiempos de crisis.
Aunque a finales de agosto se reanudó la actividad bancaria, el Banco Central de Afganistán sólo puede acceder a una parte de su financiación habitual, una situación que provoca la falta de efectivo en los cajeros automáticos y el establecimiento de límites a la retirada de dinero.
A su vez, se han disparado los precios de los productos esenciales, se teme que haya escasez de alimentos, y que se produzca una mayor inflación y un desplome de la moneda incrementando la emergencia humanitaria en todo el país.
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