Redacción (RT.com).- Un hombre de 25 años saltó el muro de una guardería y asesinó con una hacha a cuatro niños de entre 4 y 7 años. Ocurrió la mañana del 5 de abril en el estado brasileño de Santa Catarina.
El atroz ataque se produjo solo 10 días después de que un niño de 13 años entrara en otra escuela en Sao Paulo y matase a puñaladas a su profesora, de 71 años, mientras los alumnos huían despavoridos. El joven fue neutralizado por una maestra, mientras otra le desarmaba.
El atacante contaba con un historial violento y tenía conductas sospechosas en las redes sociales donde, según las autoridades, publicaba «videos comprometedores portando un arma de fuego y simulando ataques».
Tan solo en el estado de Sao Paulo, la Policía registró en siete días 279 amenazas o sospechas de posibles planes de atentados en escuelas.
Esta explosión de casos ha generado una ola de angustia y miedo entre las familias y ha puesto en alerta a las autoridades.
Explosión de violencia
Un estudio realizado por la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) contabilizó 23 ataques con extrema violencia en escuelas, la mayoría públicas, en los últimos 20 años en Brasil.
En estas dos décadas, 24 estudiantes murieron, cuatro profesores, dos profesionales en educación y cinco agresores. Solo en los últimos ocho meses, hubo 10 ataques que dejaron 11 muertos.
El patrón se repite: jóvenes, de entre 10 a 25 años, casi siempre hombres y blancos. «Muchos probablemente presentan, aunque no hayan sido diagnosticados, disturbios psiquiátricos, una caraterística de aislamiento social, tienen relaciones interpersonales mucho más restrictivas, no son los populares, mantienen relaciones online, virtuales, pero no tanto presenciales», comentó Telma Vinha, coordinadora del estudio de Unicamp.
Vinha dijo que, normalmente, estos jóvenes forman parte de un grupo cuyas familias tienen «una movilidad económica descendente«, sin perspectivas de futuro, algunos sufren violencia doméstica y también presentan «una característica de masculinidad tóxica». Actúan impulsados por la rabia, la venganza y tienen una vinculación con grupos extremistas, principalmente en las redes sociales.
«Planean el ataque, lo que es diferente a estar en la escuela y discutir, pelearse, coger un cuchillo y clavarlo. Son crímenes que tienen unas características y nuestro objetivo es intentar comprender por qué en la escuela y por qué todo ellos tienen un sufrimiento, un sentimiento negativo con la escuela», apuntó la experta.
Aparentemente, los atacantes suelen estar atraídos por comunidades que alientan los discursos de odio –de grupos nazis o neonazis– a los que acceden con gran facilidad en las redes sociales y donde se sienten valorados, escuchados y reconocidos.
En al menos cinco de los ataques en Brasil, los agresores llevaban máscaras de calavera utilizadas por integrantes de Atomwaffen Division (División de Armas Nucleares), un grupo neonazi fundado en EE.UU. en 2013.
«Una tierra sin ley»
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, convocó este martes una reunión con ministros, gobernadores y jefes de otros poderes para abordar el problema y anunció un paquete de 3.000 millones de reales (unos 600 millones de dólares) para los estados y municipios.
La proliferación del odio a través internet y las políticas armamentistas –que ganaron impulso durante la administración de Jair Bolsonaro– estuvieron en el centro del discurso del actual mandatario brasileño.
«No vamos a convertir nuestras escuelas en prisiones. No hay dinero para esto y tampoco es políticamente, humanamente y socialmente correcto», sentenció.
Y cuestionó: «Cuando un niño piensa que un arma es la solución, ¿por qué piensa así? ¿Lo vio en la Biblia? ¡No! ¿En el libro de la escuela? ¡No! Lo escuchó a su padre o a su madre dentro de casa. Y por eso hay que tener en cuenta que sin la participación de los padres no se puede recuperar un correcto proceso educativo».
Lula también cargó contra las plataformas digitales: «Las llamadas plataformas, las llamadas grandes empresas que ganan dinero con la divulgación de la violencia, son cada vez más ricas (…) No hay criterio».
El ministro de Justicia, Flávio Dino, volvió a hacer hincapié en la necesidad de regular las redes sociales e informó que en los últimos 10 días se cerraron 756 cuentas en internet por «influenciar o alentar» a ataques violentos en colegios.
«Podemos afirmar que las redes criminales están fuertemente organizadas en internet, necesitamos monitoreo, lo que no significa prohibir la libertad de expresión. Es asegurar que no se fomente la violencia», sentenció.
«Organizaciones nazis y neonazis»
Dino ordenó la semana pasada una investigación sobre las organizaciones nazis y neonazis, y destinó 150 millones de reales (30 millones de dólares) en el refuerzo de la seguridad en el entorno de los centros.
El ministro explicó que las plataformas digitales y las redes sociales han modificado sus protocolos para ayudar en las investigaciones, a pesar de que algunas de ellas se mostraron reticentes al principio. «Progresivamente, se fue entendiendo que esto se restringía a la violencia contra las escuelas», detalló.
Por su parte, el juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, también condenó enérgicamente el comportamiento de esas plataformas. «El modus operandi de esas agresiones instrumentalizadas, difundidas y alentadas por las redes sociales en relación a las escuelas es exactamente idéntico al que se utilizó contra las urnas de votación electrónica, contra la democracia» en la campaña electoral, subrayó.
«Las redes sociales son una tierra sin ley. Necesitamos regularlas (…) Lo que no puedes en la vida real, no puedes en el mundo virtual», sentenció.
Comentarios sobre post