A Pleno Sol
La OEA por fin sacó la cabeza en la crisis del río Masacre. Un organismo que nunca se sabe cuándo habla por vía de su secretario general, o por mandato de los Estados Unidos.
La OEA (Organización de Estados Americanos) guardó silencio en todo el proceso de gestación de la crisis originada por la construcción de un túnel en el río Masacre. Su primera impresión llega cuando la obra casi está concluida.
El llamado a diálogo que hace Luis Almagro, secretario general de la OEA parece ser un caramelo envenenado para los dominicanos. Desconoce los orígenes de la crisis, y simplemente dice que los dos países tienen derecho sobre el río Masacre.
La OEA, para ser imparcial en su llamado a diálogo, tenía que considerar las violaciones que ha hecho Haití a los tratados firmados con República Dominicana, para controlar las aguas del Masacre.
Haití burló los acuerdos, y se atrinchero en levantar el canal de riego, este hecho de fuerzas llevado a cabo por un país dividido por las pandillas, tiene que ser considerado en primera instancia.
La OEA tiene un accionar que deja una estela de dolor y luto para los dominicanos. No es de fiar. Primero se dio con el dictador Rafael L. Trujillo. Lo apoyó durante su larga dictadura, y lo abandonó cuando era un trapo de zafacón para los norteamericanos.
Fue esa misma OEA que no tuvo una postura valiente y vertical para respaldar la constitucionalidad herida con el golpe de Estado al profesor Juan Bosch. ¿Quién trató de darle legalidad y una cara aceptable a la intervención militar norteamericana de 1965?.
La OEA respaldó el envío de aerotransportados norteamericanos para apoyar a las tropas golpistas que impidieron que surgiera en el país una era de libertades, de democracia, de resurgimiento de las instituciones y donde se impusieran las normas constitucionales.
Pero, mucho cuidado, es una encerrona, una menta impregnada de cicuta. Se debe volver a los viejos manuales, para conocer al ciego durmiendo y con lentes oscuros. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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