Qué bueno que este país tenga
el humor nacional en alto
Y que, de estos, constantes saltos,
sepa sacarle sonrisas.
Pero yo, que vivo en la luna
y que de allí los observo,
no tengo el mismo contento
y si un gran sobresalto…
Pues lo que da es un espanto
y una profunda pena
que hasta mi alma serena
de un brinco salió a buscarlo.
Al comentao mantequilla
quisieron santificarlo
Y de buenas a primeras
Se empeñan crucificarlo…
Este intento «rimatico» no deja de participar en el humor que llevo insertado como parte de este mi pueblo dominicano.
El caso del mencionado mantequilla se ha tornado en un humor de perdón… Se dice que su «esquema de pagos» no era más que la famosa y vieja formula conocida por todos en este país como «pirámide».
Sin entrar en detalles sobre la misma, me parece que, preferiblemente, amerita este caso llevarlo hacia una de sus vertientes.
Un país que olvida, perdona. Y no hay nada malo en perdonar el problema es que hay perdones que tienden a ocasionar más daño que la merecida sanción… Que nunca ocurrió.
Un buen ejemplo de esto son aquellos oportunistas de la política que viven, estén o no estén en el poder, constantemente promoviendo su devenir a este.
Pasados funcionarios probados en meter profundamente las manos y seguir por ahí, empapados en olvido y disfrutando de su mal habida riqueza.
Se les ve aspirando a volver y seguidos por una recua de lambones que no tienen el mínimo ápice de dignidad.
Su discurso es «mantequilla» para el pan o las migajas que aspiran comer estos seguidores de exabruptos.
Parecemos un país repleto de «mantequillosos» donde, eso de buscársela, es la marca mantequilla nacional.
Se les da de lado a los políticos serios porque en un país donde la inmensa mayoría es de gente jodía ¡eso no funciona! Y más cuando las posiciones del estado son incluso deseadas por la clase alta…
Cuando un estado está acostumbrado, desde siempre, a ser el mayor productor de millonarios espontáneos, es normal que la gente deje de «guayar la yuca» y se ponga a dar «mantequilla» para que el camino lubricado fluya más suave y rápido…
Apenas ahora, gracias a un serio intento de justicia independiente, nos estamos dando cuenta de la gigantesca danza de millones que nos han robado por andar distraídos con pequeñas dosis de mantequilla.
Por andar promoviendo a voz alta «hay que buscársela como un toro» o «que se la busque to el que pueda». Todo es un chiste para un país acostumbrado al humor, aun sea a costa de sí mismo.
Sí, el dominicano se ríe hasta de su amargura, pero cuidado con eso. Porque uno se reiría más en el bienestar. Y eso es algo que nos han robado sin saber que es un derecho que nos corresponde.
La cantidad de dinero sustraída de manera ilegal desde 1930, para no irnos más atrás que de hecho es mucha ya, nos ha arrancado muchas carcajadas, infinitos sueños y ocasionado interminables tragedias que solemos olvidar constantemente.
Si no cambiamos el hábito «mantequilesco» y asumimos un país más serio y formal de manera consciente. Apartando a todos esos oportunistas y atrayendo a lo mejor de nosotros, seguiremos resbalando en infortunios y atrasando nuestro bienestar.
¡Mantequilla es un tigre!
Gritaban los leones
Pero olvidan los ratones
Y la salta de cucarachas
Que mientras todos se ensañan
Buscando por su dinero
Detrás, de aquel reperpero
Están, los reales ladrones.
¡Salud!. Mínimo mantequillero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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