Redacción (Telesur).- Reconocía Catalino Curet Alonso, el inmenso compositor Tite Curet, que fue una bendición que el cantante cubano Roberto Ledesma no grabara el tema que había escrito para él, “El gran tirano” porque eso permitió adaptarlo para una voz femenina y se lo entregó a Lupe Victoria Yoly Raymond, cubana también, para que lo cantara. La Lupe hizo el cielo en la tierra con su interpretación “La Tirana” y entonces arrancaron sólidamente dos trayectorias estelares, la del compositor puertorriqueño, de Guayama, y la de la intérprete cubana, de Santiago de Cuba.
No fue el único tema que el Tite le entregó a la hija del santiaguero reparto San Pedrito, porque en sus inicios y en sus finales La Lupe siempre contó con él, con el Tite.
Desde el vamos
El reparto (barrio ) de San Pedrito, es muy cercano al cementerio de Santa Ifigenia, donde reposan los restos mortales de extraordinarios cubanos, músicos, poetas y políticos. Allí descansan desde Miguel Matamoros, Ñico Saquito y Compay Segundo hasta José Martí y Fidel Castro. En una ciudad tan radicalmente rebelde como Santiago de Cuba, Ciudad Héroe, fue su pueblo el que construyó y pagó con su esfuerzo el hermoso mausoleo donde descansa Martí, cumpliendo su deseo: Un rayo de sol, un ramo de flores y su Bandera. En su cabecera está la bandera de Venezuela y su sentencia: “Deme Venezuela en qué servirle. Ella tiene en mí a un hijo”
San Pedrito es el reparto o zona donde no solo estaba la fábrica de Ron Bacardí, (Ahora Havana Club). También alberga la casa natal de Antonio Maceo, héroe independentista. En esa zona también se levantó Gumersindo ‘Sindo’ Garay, uno de los músicos más completos que haya dado Cuba, y también estuvo el hogar de Lupe Yoli Raymond, la Lupe, quien cumple 30 años alejada físicamente de este mundo, con su voz retumbando todavía por todo el planeta. No se llama Guadalupe, y no se sabe cómo se corrió la especie de su inexistente nombre. Era Lupe Victoria. Además del problema de confusiones con su nombre están también las fechas de su natalicio y de su partida física.
Su acta de presentación ante la ley en Cuba indica como año de nacimiento 1936. Su lápida indica 1939. Su defunción no fue en 28 sino en 29 de febrero, en año bisiesto, colocando el dilema de conmemorar cada cuatro años. Increíble, como su vida. Una vida que comenzó el 23 de diciembre de 1936 (según acta de nacimiento).
Queda claro, eso sí, que nació en San Pedrito porque hasta lo reivindica como cuando cantó en televisión ‘El carbonero’, de su patio obrero San Pedritero. Monumento a la pertenencia.
El carbonero
Ni su barrio, San Pedrito, ni su ciudad, Santiago de Cuba la han olvidado según relata el periodista santiaguero Reinaldo Cedeño, quien refirió que los vecinos hablaban de una familia tranquila con un padre, Tirso Yoli, santiaguero, bastante conservador e inclusive inflexible, junto a Paula Raymond, guantanamera, la madre, y sus hermanos Norma y Rafael. Los vecinos recordaron que Lupe fue a vivir con una madrastra, de nombre Rosa, cuando los padres se separaron. Segundo aviso de conflictos. El Primero fue su padre opuesto por completo a que ella cantara ni nada parecido. “Será maestra”, decía. Y con el tiempo Lupe se graduó como maestra para jamás ejercer. Lo de ella era cantar. Y fue voluntariosa. Tanto, que se impuso con creces en la emisora santiaguera CMKW, no imitando sino interpretando el repertorio que en ese momento cantaba la también santiaguera Olga Guillot, la diva de entonces en Cuba.
Quienes le conocieron en esos años aseveran que ella, aún con el repertorio de la Guillot cantaba como ella misma, sin imitar para nada a nadie. En realidad eso de golpear a los músicos no se había visto nunca en Cuba… ni en ninguna parte del Caribe.
A inicios de 1955 la familia decide trasladarse a La Habana. Si se sigue siendo fiel a su acta de nacimiento, Lupe tenía 19 años. Se dedicó a buscar la vida en el canto. Su padre ya sufría problemas nerviosos, severos. Tercer aviso de conflictos.
Continuó estudiando en La Habana, y se integró al trío “Tropicuba” dirigido por Eulogio Reyes, el ‘yoyo’ quien terminaría siendo su primer esposo y quien sumaría el cuarto aviso de sus conflictos, pues terminó, además de violento, enredado con la otra vocalista del trío. Terrible. Lupe salió de la vida de ‘yoyo’ y también de la agrupación.
Estas historias acaecidas en Cuba es necesario visibilizarlas, porque luego de su salida de la isla los melómanos piensan que Lupe fue hechura de Tito Puente y del sello disquero Tico, cuando ella ya había anunciado desde Santiago y La Habana lo que sería su carrera.
Adiós
Dos músicos de Santiago de Cuba, Enrique Bonne y Rodulfo Vaillant, la recuerdan de esta manera. Enrique Bonne, autor de “Yo no quiero piedra en mi camino” dice: “Yo la conocí bien. Siempre fue un poco nerviosa. Pero siempre supo lo que quería. Por eso no me extrañó que llegara a donde llegó. Y porque tenía mucho talento musical. Formalmente nunca estudió mucha música, excepto la que le enseñaron en la Escuela Normal donde estudió para maestra. Lo suyo era natural”. Por su parte Rodulfo Vaillant, gran impulsador del “Son 14” y directivo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba apunta: “La recuerdo caminando por Santiago, muy inquieta, moviendo la cabeza de un lado a otro, saludando a todo el mundo, riéndose así, de una forma atrevida. Era muy inquieta. Desde niña decía que quería ser artista, cantante, bailarina. En Santiago le decían Yiyi. Como La Yiyi la conocerían después muchos, cuando se hizo famosa”.
La Red
El sitio existe. L y 19 en el corazón de La Habana. Y aunque también cantó en otros locales fue en La Red donde la pudieron ver y admirar intelectuales de aquél tiempo, quienes la aplaudieron, auparon y multiplicaron la publicidad en torno a la joven santiaguera que más que interpretar parecía padecer todo lo que cantaba. Se sabe, por ejemplo que Ernest Hemingway se movía de su local favorito, El Floridita para ir a La Red a ver a Lupe. Y es que se corrió rápidamente en la capital cubana el caso de la joven oriental con una voz muy versátil y una forma interpretativa, única, atrevida.
Se produjo entonces el triunfo de la Revolución en la mayor de las Antillas y Lupe graba en 1960 su primer y único disco en Cuba: “Con el Diablo en el Cuerpo” tomando el título del tema de Julio Gutiérrez, el mismo autor de “Inolvidable”.
La salida
Tras los procesos de nacionalización de locales nocturnos en Cuba,con la victoria revolucionaria, Lupe sale hacia México en 1962, ayudada, dicen, por Celia Cruz. De México salta a Nueva York donde la recibe su paisano Mongo Santamaría, quien no solo le da la mano sino que la hace grabar con él “Watermelon man”, Un clásico.
Es lamentable el episodio que refiere que Mongo organizó una gira a Puerto Rico, con Lupe, por supuesto, y ella se negó. Solo entonces le confesó que había firmado, a escondidas de su benefactor un contrato con Tito Puente para el sello Tico. Mongo Santamaría, su primer gran benefactor, se quedó sin ella y se sintió traicionado.
Es probable que el mundo de jazz donde estaba metido de lleno Mongo Santamaría no encajara con lo que Lupe quería, pero la honestidad era necesaria, sobre todo con quien le había tendido la mano.
En la década de los setenta Lupe volvería a contraer matrimonio, esta vez con Willie García, integrante del sexteto de Joe Cuba, con, igualmente dificultades conyugales, además de la enfermedad mental de su nuevo esposo. Lupe vendió su mansión y lo dejó todo para tratar de salvarlo, pero García fallecería en 1975. Calco de tragedias.
El resto es historia conocida: Una Lupe desbordante y frenética, huyendo de sí misma hasta que el mundo disquero y musical que la aupó en Nueva York la hizo a un lado. Tito Puente, beneficiado y repotenciado por Lupe, la dejó por fuera, según dijo cansado de los desplantes y los desórdenes de la vocalista. Además el sello Fania estimó que no era esa la figura salsera que querían promover, optando, comercialmente, entonces, por Celia Cruz.
La Tirana
Ocaso y Resurreccción
Comenzó el declive de Lupe, quien no parecía haberse dado cuenta de que el mundo del espectáculo es efímero, circunstancial.
Caería en su casa tratando de colgar una cortina, dañando seriamente su columna vertebral, y por si fuera poco, el apartamento donde residía se incendió. Junto a sus dos hijos pasó muy duros momentos. Fue así como se encontró con Dios, según sus palabras. Un pastor le impuso las manos y la levantó de su silla de ruedas y ella se entregó a la alabanza hasta el final de sus días. Lupe Yoli partió en bisiesto, el 29 de febrero de 1992. Hace 30 años.
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