A Pleno Sol
La realidad es que las instituciones caminan de acuerdo a los pasos y las orientaciones de su principal dirigente. La iglesia católica no es una excepción. Siempre se ha impuesto el culto a la personalidad de su cabecilla.
La iglesia tiene un organismo colegiado, que es la Conferencia del Episcopado Dominicano, pero quién ocupa el arzobispado de Santo Domingo tiene la batuta en las manos.
En el papel cada obispo es el jefe en su diócesis. Puede ser para el papeleo diario y para algunos actos protocolares, pero la línea y la orientación viaja desde Santo Domingo.
Hasta hace unos años la iglesia era contestaría, se metía de lleno en la política, apoyaba a un presidente y a otros los rechazaba. Tenía una postura bien definida hacia Haití.
En ese momento su jefe era Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, pero la era de su Eminencia ya pasó. Ahora el jefe de la iglesia es Francisco Ozoria. Un buen obispo, un sacerdote de tiempo completo, pero muy conservador ante los problemas sociales.
Es un líder religioso serio y responsable, pero se tiene que dar un baño de pueblo. Hay cientos de miles de dominicanos que viven en la mayor de las pobrezsas, y a ellos hay que darle la mano.
Esa miseria lleva a efectos espantosos como son los embarazos de adolescentes, que su causa primaria es vivir en la promiscuidad, el abandono y la miseria.
La iglesia está ausente del debate nacional y cuando sale a dirimir algunos de los problemas centrales, cae en las redes de un conservadurismo inexplicable-. Con el caso haitiano tenemos el mejor ejemplo.
La iglesia rehúsa dar un apoyo al presidente Luis Abinader por la postura que ha tomado de cierre de la frontera, y rechazo a que sea represado el río >masacre. Lo más que llegan los religiosos es a llamar al diálogo.
Inclusive hacen un llamado a que haya una posición más humana y solidaria de los dominicanos hacia lo migrantes haitianos, y plantea abrirles el corazón y las casas religiosas.
La iglesia tiene todo el derecho de moverse al compás de sus líderes, pero tiene que reconocer que como conductora de masas, no puede escurrir el bulto cuando el pueblo necesita orientación.
Sólo dos instituciones se mantienen hoy fuertes y poderosas en el país, la iglesia y la guardia. Si la iglesia baja el ritmo y se recluye en los templos, su feligresía quedará desorientada, o se irá a otros segmentos religiosos.
La nueva Conferencia del Episcopado Dominicano debe ligar lo espiritual con lo material. Cristo habló y habla en la bíblia, lo demás son las interpretaciones de los hombres a las sagradas escrituras.
La paz siempre debe estar entre nosotros. La solidaridad nunca debe ser abandonada. La lucha debe seguir para llevar tranquilidad y sosiego a los golpeados por la exclusión. Conocer la verdad nos hará libres. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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