A Pleno Sol
La deserción escolar debe poner a meditar a todos los dominicanos. No es la sencilla muestra de los niños y adolescentes que abandonan la escuela, sino que es parte de las podredumbres de una sociedad a grandes zancadas deshumanizada.
No se deja de ir a la escuela por caprichos. No se abandonan las aulas por un simple pensamiento. Hay causas sociales que llevan a que una mayoría significativa de niños no alcance suficiente nivel de escolaridad. Apenas si saben leer y escribir cuando salen por siempre del aula.
Los que sufren en la marginalidad y la exclusión no tienen la escuela como su prioridad. Viven del día a día. Buscan lo que produzca dinero rápido. Es el ahora, el instante, porque tampoco tienen fe y esperanzas en el porvenir.
Se eterniza el círculo de dominio político, social y económico, cuando una capa minúscula de la población es la que puede llegar a los estudios universitarios, y a las facilidades técnicas. Hay que revisar que está pasando en el país, y no horrorizarnos cuando uno de los niños u adolescentes de las cales comete una acto de violencia. El menor que hoy huele cemento, será el delincuente de mañana.
Los cambios sociales que se produjeron en el país en los últimos años, sepultaron el campo, el área rural, y solidificaron las villas miserias, con toda su carga de pobreza, hambre, miseria, odios sociales y violencia soterrada. Los gobiernos han vivido de espaldas a esa realidad, mientras aumenta el analfabetismo, la prostitución, el crimen. Y disminuye la posibilidad del empleo
Los miles de niños y adolescente que hacen de la calle su hogar, tienen cerrado el camino al futuro. Serán carne de cañón del crimen organizado, del narcotráfico, de los sicarios, mientras que las muchachas se venderán al que le ofrezca un par de pesos.
Si no se mejoran las condiciones de vida en los barrios marginados, nadie detendrá el crimen y la violencia. Le legión de limpia vidrios y huele cemento no será controlada con medidas desesperadas en base a los titulares de la prensa pidiendo acción.
Hay que abrir trocha a la esperanza, que va con la mejoría social de los irredentos, de los esclavos de la ignorancia, porque nadie es libre de ataduras infames, si carece de educación, de trabajo, de buen sistema de salud y sobre todo del derecho a la vida. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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