A Pleno Sol
En medio de la presente crisis sanitaria, la economía necesita el diestro manejo de un cirujano que accione sin lesionar al sector productivo, pero sin tampoco ahogar a las capas bajas de la población.
Es una maniobra difícil, donde por siempre ha imperado la injusta distribución de las riquezas. Ahora, hay un ahogamiento general. Todos son perjudicados. El empresario y el chiripero.
Unos ven desplomarse sus inversiones, y los otros padecen hambre. La clase media ya tiene la soga al cuello. Un amplio rescate económico tiene que partir de poner en marcha el aparato productivo, y garantizar una política de pleno empleo.
Las dos variantes van hermanadas, pero al mismo tempo sus dolorosas particularidades, las van separando. La política inmediata de un sector empresarial es trabajar con el mínimo de personal y dejar fuera a los cesantes.
Mayor desempleo significa una pesada plataforma social, que se puede traducir en actos de protestas, delincuencia, vagancia y una mayor carga para el Estado.
Es obligación del gobierno coordinar con el sector empresarial para que mantenga los empleos, y cree nuevas oportunidades de trabajo. Tiene el Estado que ser un ente mediador efectivo entre capitalistas y desempleados.
La preparación debe ser para lo peor, y prevenir desde ahora. Por ejemplo, al sector turístico le será difícil poder a corto plazo lograr mantener en crecimiento la política de pleno empleo. El nivel ocupacional se reduce de acuerdo a como avance la epidemia en Europa.
Los renglones donde más movimiento económico se nota son los referentes a los servicios y los alimentos. Los supermercados han tenido sus mejores ventas en muchos años. Las telecomunicaciones mantienen negocios millonarios. Pero el área de los textiles está por el suelo.
La industria de la construcción ha estado trabajando bien, y de acuerdo con los informes no se han producido cancelaciones masivas, pero hay un problema, habrá que ver a corto plazo si con la crisis económica las familias podrán seguir adquiriendo apartamentos, sean en torres de lujo o en urbanizaciones populares.
Con la llamada clase media descendiendo a pasos agigantados hacia el proletariado, con la correa bien apretada, nada luce esperanzador, pero hay que seguir luchando. El futuro vamos a trabajarlo hoy, para que mañana respiremos aire más puro. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com.
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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