Montecristi (República Dominicana).- El Proyecto La Cruz de Manzanillo, un emblemático bastión de la agricultura en la región noroeste, se encuentra al borde del colapso financiero.
Este otrora gigante bananero ha visto sus ingresos desplomarse dramáticamente de 118 millones de pesos en 2021 a apenas 17.4 millones a diciembre del año 2023, representando una caída devastadora del 85% en sus ingresos por ventas de productos agrícolas.
Este descenso es aún más alarmante considerando que las pérdidas operacionales durante este periodo se elevaron a 327.3 millones de pesos, a pesar de recibir un aporte gubernamental de 410.6 millones de pesos desde septiembre de 2020 hasta diciembre de 2023, según reveló el Centro Bahía de Manzanillo para el Desarrollo Regional (CEBAMDER).
Frank Valenzuela, presidente de la organización no gubernamental, destacó que esa situación financiera crítica se ve exacerbada por una estructura de costos insostenible, en la que los sueldos de 30 funcionarios y empleados absorben más recursos de los que el proyecto puede generar.
Valenzuela dijo que especialmente flagrante es el caso del encargado de plátanos, cuyo ingreso anual de 1.200.000 de pesos representa cerca del 20% de los ingresos totales por la venta del producto del año 2023, que apenas alcanzaron los 5.562.598 pesos. En total, los ingresos generados por el proyecto en 2023 fueron de 17.423.461.50 pesos, una cifra superada con creces por el desembolso anual en sueldos para estos 30 funcionarios, evidenciando una desproporción fiscal escandalosa.
El también presidente del CEBAMDER acusó a Limber Cruz, ministro de Agricultura, a quien tildó de «sepulturero económico» del Proyecto La Cruz de Manzanillo.
Agregó que la acusación no solo recae sobre Cruz, sino que también implica a figuras claves dentro del complejo agrícola, entre ellos citó al antiguo director Simeón Cruz, el actual director administrativo Rafael Guzmán, el director financiero, Juan Pablo Ramos Rodríguez y Orlando López, gerente de producción.
Según Valenzuela, esas personas han jugado un papel determinante en la dramática declinación del proyecto, contribuyendo a un escenario donde pese a ser presentado como un gigante agrícola en los medios de comunicación, «la realidad es diametralmente opuesta, revelada por datos de producción y financieros alarmantes que demuestran la magnitud del desastre en curso», y opinó que la situación actual de La Cruz de Manzanillo es el resultado directo de la gestión y las decisiones tomadas por esas cuatro personas.
Dijo que a través de una petición formal al Ministerio de Agricultura, utilizando la Oficina de Acceso a la Información Pública, el CEBAMDER ha obtenido información que «pone al descubierto la verdadera situación del proyecto. Los datos financieros y de producción, lejos de mostrar un panorama de prosperidad y crecimiento, evidencian una realidad marcada por la ineficiencia y el fracaso administrativo».
«Este contraste entre la imagen pública del proyecto y su realidad operativa y financiera subraya la crítica situación en la que se encuentra La Cruz Manzanillo, desmontando la narrativa de éxito que se ha intentado promover a través de los medios de comunicación», indicó Valenzuela.
Precisó que no solo busca exponer a los responsables de la crisis sino también llamar la atención sobre la urgente necesidad de acciones correctivas para rescatar al proyecto de su estado de declive.
En cuanto al uso del suelo, el análisis revela una disminución alarmante en la superficie sembrada, pasando de 5.503 tareas de un total de 34.037 disponibles en 2021 (16.2%) a solo 2.731 tareas sembradas en 2023, lo que representa solo el 8% de la superficie total disponible. Esta reducción de más del 50% en la superficie sembrada subraya la magnitud del declive productivo que enfrenta el proyecto.
«La producción de banano, históricamente el producto estrella del proyecto, refleja una tasa de decrecimiento preocupante. En 2022 se reportó una producción de 57,071 quintales, que ya representaba una disminución significativa respecto al año anterior. Para 2023, esta cifra se desplomó aún más, alcanzando tan solo 20,509 quintales, lo que evidencia una reducción del 64% en la producción de guineo en solo un año, marcando la gravedad de la crisis que afronta el cultivo», manifestó Valenzuela.