El 13 de mayo de 2020, los “genios” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron un estudio dando cuenta que los seres humanos viven como media 5.5 años más ahora que a principios de este siglo, ya que la esperanza de vida global ha pasado de 66,5 a 72 años, pero éste y otros avances podrían reducirse con la pandemia de la Covid-19.
Las estadísticas de salud a nivel mundial que anualmente publica la organización, que aún no incluyen datos sobre el año 2020 y por tanto no muestran el impacto del coronavirus, detallan avances que se ven amenazados por la pandemia.
La OMS destaca que sigue habiendo una enorme brecha entre los países desarrollados, donde el indicador alcanza los 80,8 años, mientras que en las naciones en desarrollo es de 62,7 años (cifras de 2016).
España figura en el tercer lugar mundial, con una esperanza de vida de 83 años (80,3 para los hombres y 85,7 para las mujeres) sólo por detrás de los 84,2 años de Japón y los 83,3 de Suiza. En otras ciudades europeas se da la peculiaridad de que abunda una gran población de personas envejecientes y la principal razón está en que las mujeres jóvenes no quieren tener hijos a temprana edad y en esa situación llegan a los 30 y 40 años de edad sin procrear.
La investigación de la OMS dice que la República Dominicana figura en la lista de los países de Latinoamérica con menor esperanza de vida en la región (73,5 años), seguida por Bolivia (71,5 años) y Guatemala (73,2). Panamá (78), Cuba (79) y Costa Rica (79,6 años) tienen mejores proyecciones.
La prolongación de vida de Argentina en 2016 era de 76,9 años, 75,1 en Brasil y Colombia, 76,4 en Chile, 76,6 en México, 75,9 en Perú y 74,1 en Venezuela, de acuerdo con el informe.
Pese a la gran brecha entre países ricos y pobres, ésta se ha reducido a lo largo del siglo, ya que mientras la existencia de vida media en los países en desarrollo creció 11 años entre 2000 y 2016, sólo lo hizo en tres años en las naciones más desarrolladas.
Según una investigación realizada en enero de 2021 y publicada en la en la página web de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la población dominicana se cuadruplicó entre los años 1950 y el 2010. Precisa, además, que la esperanza de vida al nacer se incrementó en las últimas décadas (2011-2020) al pasar de 72.04 años a 74.25 años, lo que representa un alza sostenida de 2.21 años de poder sobrevivir.
En el año 1950, éramos 2,364,651 habitantes y pasamos a 9,478,612 en el año 2010 y de acuerdo con las proyecciones de la ONE aumentaría la cifra a los 10,500,000 habitantes.
Hace unos 42 años, en 1980, el tiempo que en promedio podía esperar vivir una persona en la República Dominicana era 63 años, por lo que en esas cuatro décadas se ha incrementado en 11.25 años.
En el período comprendido entre el 1950 y el 2010 la edad mediana se incrementó desde los 17.1 hasta los 24.8 años, y seguirá creciendo hasta alcanzar los 29.4 años de edad en el año 2025. Para el año 2100, la edad mediana de la población sería del orden de 47.8 años, esto es, 21.5 años más envejecida que como estaba en el año 2015.
Naturalmente, la posibilidad de rebasar siete o más décadas de vida al nacer dependerá de varios factores y si los patrones de mortalidad que están vigentes cuando se produce su nacimiento no cambian a lo largo de la vida del infante.
Hay que tomar en cuenta que en la República Dominicana, aunque tenemos comida en abundancia en los predios agrícolas y en los supermercados, es necesario mejorar la calidad de nutrientes que administramos para prolongar nuestra existencia.
Es decir, estamos consumiendo productos de cuestionable calidad. Es lo que estamos observando. A manera de ejemplos, pienso que productos enlatados, como jugos, leche, cocoa y queso, no saben igual a los que se consumían 30 años atrás. Los dos primeros son elaborados con savorizantes en polvos y preservativos, tal vez para rendir la producción, pero no saben igual, se venden más caros y la ración o cantidad envasada es más reducida. Igual ocurre con otros productos.
Si no hay calidad alimentaria, es muy difícil que la actual generación de los países en desarrollo rebase los 75 años de vida.
Se ha comprobado mediante investigaciones científicas que la alimentación (y por lógica, la proyección de vida) de los seres humanos depende principalmente de los nutrientes minerales, carbohidratos, vitaminas, proteínas y grasas contenidos en los alimentos de origen animal y vegetal.
La calidad de estas dos fuentes de alimento, depende también de los nutrientes que contienen las provisiones. Por ejemplo, la calidad nutritiva de un tomate, depende de la cantidad y fuente de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre, entre otros, aportados por el suelo de la parcela de producción.
En los últimos años, el rendimiento nutricional de lo que consumimos ha tomado mayor relevancia en comparación con la cantidad producida y eso se explica por los tipos de fertilizantes que se utilizan para acelerar las cosechas en los cultivos y satisfacer la demanda poblacional.
¿Podrían ser de calidad nutritiva los renglones agrícolas producidos con esa modalidad?
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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